Teatro

España

Max Estrella en La Movida

A pesar de que Carlos Martín asegura que han buscado la intemporalidad, el vestuario ochentero de la obra recuerda al Madrid nocturno de La Movida.

Max Estrella en La Movida
Max Estrella en La Movidalarazon

Cráneo privilegiado, el primer poeta de España, borracho lunático y filósofo peripatético junto a su inseparable Don Latino de Híspalis, Max Estrella y su mala estrella siguen ejerciendo su magisterio tabernario y bohemio en los escenarios españoles. Pocos textos tiene el teatro español tan hermosos e influyentes como «Luces de bohemia». Con él marcó Ramón María del Valle-Inclán el canon de lo que hoy en día conocemos como «esperpento», y fue el retrato de una generación de literatos en una España empobrecida que salía de un comienzo de siglo humillante y dejaba morir de pena y hambre a sus glorias literarias. Resumiendo, cabe decir, sin más, que siempre es saludable contar con «Luces de bohemia» en la cartelera. Si además, el montaje lleva el sello de una veterana compañía como es Teatro del Temple, mejor.
cincuenta personajes
Los aragoneses la estrenaron a finales de 2007, y llegan ahora al madrileño Círculo de Bellas Artes. Ricardo Joven será Max Estrella, y Pedro Rebollo Don Latino. En la dirección, Carlos Martín, que firma la puesta en escena de todas las propuestas de esta compañía de Zaragoza formada en 1994, quien explica sobre este Valle-Inclán que «el reto era no hacer cambios ni adaptaciones, sino respetar el texto tal y como está», ya que «Luces de bohemia» siempre es «ese gran artefacto, una conjunción tan perfecta en sus diálogos y su estructura que te obliga a investigar, pero te propones el trabajo desde una perspectiva de la escena, sabiendo que tenemos ocho actores, y desde ahí buscas una explicación a lo que se cuenta».
Ocho intérpretes para un texto que tiene más de medio centenar de intervenciones, desde las memorables Pisa Bien o Don Gay hasta turbas, soldadescas, vecinos… En general, asegura Martín sobre los personajes de esta versión del clásico, «son más reales, más porosos».
bajo el pedestal
Rosa Lasierra, Gema Cruz, Jorge Usón, Francisco Fraguas, Javier Aranda y Gabriel Latorre dan vida a la numerosa parroquia que acompaña a los dos protagonistas. Y cuenta el director que, «desde un principio, entendimos que Max Estrella no era ningún héroe en el pedestal o un tipo ocurrente, sino un magnífico castigado por el mundo y por su forma de ser, por su inadaptación, su poesía y su bohemia; el texto muestra también su lado más egoísta, al gastarse el dinero con sus compañeros en vez de llevárselo a su mujer y su hija. Fue un pobre artista bohemio desamparado por la falta de respuesta de la cultura hacia su obra». Y al hablar de Max Estrella lo hace como quien se refiere a alguien real; no sin motivo: sabido es que Valle-Inclán se inspiró en la vida y muerte de Alejandro Sawa, bohemio de prosa elogiada que murió en la pobreza, ciego y con más de un punto en común con el Máximo de esta tragicomedia. Aun así, ciego, pobre, enfermo y encarcelado, Max Estrella aún tiene humor para espetar: «El mundo es mío, todo me sonríe, soy un hombre sin penas».
sin costumbrismo
Este drama que deforma la realidad como un espejo cóncavo (en una de sus frases se encuentra la definición valle-inclanesca de «esperpento») retrata un Madrid nocturno, alcóholico y empobrecido, y lo recorre por calabozos, tabernas y buñolerías donde por unos céntimos de peseta se saciaba la sed con cuartos de vino y Rute. Quizá porque la escena que sugiere es de sobra conocida, cuenta Martín que han elegido para la pieza una «tesitura atemporal»: «Hemos huido del costumbrismo habitual en el que parece que estás obligado a ambientar el texto. Siempre se sitúa estéticamente a la obra en ese Madrid de los años 20, pero nos parecía algo muy visto. Así que, sin irnos al otro extremo, que tampoco hemos puesto a los personajes con trajes de cuero, sí que hemos tratado de que el montaje tenga cierto aire atemporal. Incluso, podría decirse que, de forma casi abstracta, recuerda un poco a la estética de los años 80». Descontextualizar la estética les ha permitido de paso una mayor plasticidad visual, pues «las paredes que no son naturalistas, ni tampoco de cámara negra, sino exteriores e interiores a la vez, se balancean con la embriaguez de los personajes».

 - cuándo: del 8 al 25 de enero.
- dónde: Círculo de Bellas Artes. Madrid. l cuánto: 15 euros. Teléfono: 91.360.54.00.