Barcelona
Un día de campaña con Mayor Oreja: «He visto la crisis en la calle»
Su equipo de apoyo es un grupo de personas de su máxima confianza. Algún ex colaborador y hasta su hija mayor.
MADRID/BARCELONA-Una media de cinco o seis horas de sueño al día. Aunque donde puede araña tiempo al tiempo para descansar un rato. Una campaña casi como la de los ochenta, hecha en su mayoría en la carretera, en un coche del partido un poco más cómodo que el que él usa habitualmente. Y entre sus objetivos, aportar la foto del Gobierno del 96, fortalecer la idea de un PP que es la suma de todos, subrayar la relación especial de su partido con la canciller alemana Angela Merkel y la CDU y realzar el discurso de los valores. En el ecuador de la campaña Jaime Mayor hace balance a LA RAZÓN con su hablar pausado, de hombre educado y respetable, de caballero de los de antes. Quién diría que por dentro es ebullición permanente, como lo evidencia el movimiento continuo de una de sus piernas debajo de la mesa. Puro nervio, pero también férreo autocontrol. La jornada en la que este periódico le acompaña de sol a sol la abre con una entrevista en TVE. El eje de su vida es su familia, incluso durante la campaña electoral. Por eso ha preferido multiplicar en bastantes kilómetros su caravana, y la fatiga de cada jornada, para volver a dormir a casa. Hasta ahora, sólo ha pasado fuera una noche, en Sevilla, y le acompañaron su esposa y una de sus hijas. Los tres hijos sienten pasión por el padre, tan exagerada que llama la atención. Le están echando una mano en lo que pueden y, de hecho, la mayor, Isabel, se ha unido al grupo de jóvenes colaboradores externos al partido que, entre otras cosas, se encargan de su página web. ¿Qué ha percibido en la calle en la primera semana de campaña? Acaba de salir de una reunión y está a punto de empezar otra para preparar el debate del próximo lunes, antes de coger un avión para marcharse a Barcelona. La comida del día serán unos sandwiches. Su respuesta es precisa: «He percibido la crisis, vayas por donde vayas la ves; no hace falta ni siquiera hablar con los ciudadanos, la notas en los negocios cerrados, en los mercados y en los carteles de traspaso; y también he notado ese clima de participación de alrededor del 45 por ciento». Un mal signo, no ya por intereses de partido, sino por lo que representa, a su juicio, de «general fracaso político» a la hora de trasladar a la ciudadanía la importancia de lo que hay en juego en las urnas. Su estancia en Barcelona fue una ocasión para confirmar el sentido de un comentario común entre sus colaboradores. Dicen de él que es un político receptivo con la calle, que siempre atiende a quien le intenta parar. «Y eso hace que siempre llegue diez minutos tarde a todo», explica, con una sonrisa, uno de sus asesores. El báculo de Jaime Mayor es un reducido grupo de personas de su máxima confianza, entre las que hay ayuda externa al partido. Y es que el candidato del PP se siente cómodo en los círculos pequeños, entre su gente de siempre. Es un jefe accesible, de los que tienen la puerta de su despacho abierta a todas horas. Pero la puerta de su esfera personal es mucho más difícil de franquear. En la Ciudad Condal, antes del mitin hizo un paréntesis en la frenética actividad compartiendo café con algunos compañeros del partido. Estaban Alejo Vidal Quadras, Santiago Fisas y Alicia Sánchez-Camacho. Relajado, Jaime Mayor bromeó sobre la caricatura que han hecho de él las juventudes del PSC con ese personaje de comic llamado «Oreja Mayor». «¡Me podrían haber fichado como guionista porque nadie sabe hacer más chistes que yo con mi apellido!». Tras acabar el «show», volvió a toda carrera al aeropuerto. «Mejor que en casa no se duerme en ningún sitio».
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