Brote de ébola
México tiembla al borde de la cuarentena
Aumentan a 152 las muertes sospechosas por virus de gripe porcina.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) descartó ayer la posibilidad de cuarentena, México vive en un estado de ansiedad permanente sólo atemperado por el carácter calmado de una población acostumbrada a casi todos los males conocidos. Sin embargo, el creciente estado de pánico por la brutal irrupción de una variante desconocida hasta ahora de la influenza porcina, capaz de transmitirse entre humanos con una virulencia devastadora, no se ha extendido con la misma intensidad por el país. Mientras la capital y el área metropolitana, con más de 20 millones de habitantes, parece una ciudad fantasma salida de una película apocalíptica, en las zonas turísticas como Acapulco (Guerrero), Cancún (Quintana Roo) o Los Cabos (Baja California Sur) la rutina diaria sigue su curso con la excepción de algún transeúnte armado con mascarilla. Mientras, el virus continúa extendiéndose. Ayer mismo se informó de la muerte de otras siete personas el pasado domingo, lo que eleva la cifra de fallecidos por la gripe porcina a 22 casos confirmados. Y el presidente Felipe Calderón trata de calmar al país asegurando que el 67 por ciento de los 11.614 casos registrados son dados de alta. El mandatario remarcó que la enfermedad «tiene cura» y que hay medicamentos suficientes para tratarla.9.806 infeccionesEn la capital fueron ingresadas 5.171 personas con infecciones en las vías respiratorias, pero sólo 47 fueron enviadas a los 28 hospitales locales y, de ellas, apenas 17 fueron diagnosticadas como pacientes de la mutación del virus H1N1. Con los nuevos datos se acumulan 9.806 infecciones respiratorias en los últimos días y 24.957 atenciones telefónicas. Armando Ahued, secretario local de Salud del distrito capital, el más afectado, informó de que se estudia a 66 posibles enfermos. Las cifras son cada vez más oscilantes, pero se estima que los fallecidos superan ya los 152, desde la muerte una mujer en el estado de Oaxaca en abril.La suspensión de las actividades escolares hasta el 6 de mayo, unida al cierre de bares, restaurantes, teatros, cines y hasta discotecas, convirtió la capital en un mar de asfalto sin vida. Las iglesias permanecieron cerradas (salvo la misa matinal del santuario de Guadalupe), con letreros que rezaban: «Hoy no es pecado no acudir a misa, es como si hubiera venido». También el Tribunal Superior de Justicia del D.F. y otros centros judiciales que atienden diariamente a 40.000 personas cerraron sus puertas hasta nuevo aviso. Incluso la Embajada de Estados Unidos suspendió sus actividades para evitar las aglomeraciones. La psicosis entre los millones de personas que se hacinan en el D.F. es tal que nadie se atreve a besar a nadie y todo el mundo permanece a una distancia prudencial (un metro, recomiendan los expertos) de sus interlocutores. Los mexicanos, acostumbrados a mostrar su efusividad y calidez en público parecen ahora correctos escandinavos.Terremoto en la capitalPor si fuera poca la tensión que se acumula en México, un seísmo de mediana intensidad sacudió ayer la capital y buena parte del país, desatando el pánico entre la población. El terremoto, de 6 grados, se sintió con fuerza, aunque no causó grandes destrozos ni víctimas al cierre de esta edición. Aunque no se descarta que se produzca alguna réplica, los sismólogos no esperan que se produzca un temblor de parecidas proporciones en las próximas horas, si bien los organismos de control permanecen alerta. El pico del seísmo se detectó a las 11:45 horas en la capital, apenas unos minutos después que en la franja del Pacífico, donde se situó el epicentro. El temblor, que se produjo a una profundidad de 83 kilómetros, arrancó a 30 kilómetros al sur de Tixtla, en el estado de Guerrero, a unos 240 kilómetros al sur de la capital y a 123 kilómetros al norte de Acapulco.
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