Presentación

Modelitos Smiley

La Razón
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No fue necesario leer entre líneas para ponderar los riesgos de nuestra libertad. Lo más escalofriante del Debate sobre el Estado de la Nación fue lo que más enorgulleció a Smiley: el cambio de modelo. Repitió lo del nuevo modelo muchas veces, y nadie rebatió la idea ni denunció su carácter totalitario. Al día siguiente tituló «El País» con alborozo: «Zapatero elimina ayudas al ladrillo para cambiar el modelo productivo». Más contenido informativo habría tenido: «Zapatero sube los impuestos con la fantasía de que sabe y puede organizar bien la economía». Y uno que pensaba que los delirios planificadores fascistas y comunistas habían quedado atrás. Pues no. Resulta ahora que renacen solapadamente con Smiley, que llegó incluso a decir que con la tecnología y la ecología se crean puestos de trabajo más seguros, como si sólo la malvada construcción fuera susceptible de crecer excesivamente, como si no hubiese tenido lugar pocos años atrás el pinchazo de la burbuja tecnológica, o como si no fuera posible a golpe de subvención un proceso de sobreinversión especulativa en energías alternativas, que probablemente esté teniendo lugar ahora mismo. Hubo muchas otras falacias en el debate, como esa típica y deliciosa conclusión de que como los países con mejor educación que el nuestro tienen muchos ordenadores en las aulas, sólo se necesita poner más ordenadores para que la educación mejore. Hubo aspectos bochornosos, como la insistencia por parte de los grandes creadores de paro en presentarse como defensores de los derechos de los trabajadores. Y fue terrible también la demagogia de los socialistas, que aplaudieron a rabiar medidas que habían rechazado masivamente hasta hace nada, como si la inseguridad jurídica no tuviera costes para los ciudadanos. Pero lo peor de todo, con diferencia, porque no fue marrullero como la supuesta rebaja fiscal y las supuestas ayudas, fue el orgullo de Smiley a la hora de proclamar que él va a cambiar la economía de este país. Como corresponde a su siniestra y arrogante ideología, no titubeó en anunciar que en España se va a imponer una economía sostenible ¡por ley!