Ministerio de Justicia
nadie quiere líos
La realidad es que a Ibarreche lo tenían que haber juzgado y condenado por reunirse en su despacho con los representantes de Eta. Es lo que correspondía por ley y por justicia, pero tanto a él como a Patxi López los van a dejar en paz para evitar que este proceso se convierta en un acto de propaganda del lendakari, que lo iba a explotar con victimismo nacionalista. Por eso los jueces han entendido que había que seguir la «doctrina Botín», según la cual no se puede condenar a nadie si no hay acusación legal, aunque si que exista una «acusación popular». También podían haber interpretado lo contrario, de acuerdo con la «doctrina Atucha», basada en un principio contrapuesto, pero igualmente aceptado. Había dos opciones y, como podían elegir, han escogido la que más les convenía en este momento. Aunque uno se pregunta, como es lógico: ¿y para qué entonces todo este proceso absurdo? En realidad lo que ha quedado demostrado es que, a la hora de la verdad, importa más la política que la ley. La ley la hacen los políticos, y éstos se la saltan cuando les viene en gana. Los jueces hacen como que la van a cumplir, pero al final se impone el pragmatismo. Y nadie quiere líos.
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