Artistas
«No somos como los Beckham»
Entro en El Corte Inglés dispuesta a acribillar un poco más el bolsillo, pero el revuelo de los «flashes» me hacen cambiar mi recorrido...
-¡Qué guapa es usted!
-Gracias, aunque la belleza es algo relativo y tan efímera, que parece una burbuja... ¿No se lo pregunta?
-Me paso el día preguntando.
-(Risas) Quiero decir que la verdadera belleza está en el arte, en la música y, sobretodo, en la que nace del interior. La exterior está bien, pero sin la otra, se cae.
-Ya, ya... ¿Por eso se hizo modelo?
-(Risas) Si le soy sincera, me contrataron para mi primera gran campaña cuando ya era un poco mayor para esto, a los 28 años. Antes había hecho algunas cosas en Holanda, pero nada importante. Todo empezó cuando me embarqué en la mayor aventura de mi vida.
-¿Cuál fue?
-Convertirme en la mujer de un jugador de fútbol. Desde entonces, viajo con él por todo el mundo. Y lo disfruto casi tanto como mudarme de casa cada dos por tres.
-¡...!
-No ponga esa cara, me encanta vivir en diferentes sitios. Viajo a menudo por motivos de trabajo, pero al residir en numerosos lugares aprendes a saborear cada país. Soy una afortunada, porque sólo cojo los trabajos que me gustan.
-¡Qué suerte!
-Sí. No soy sólo una mujer que se sienta en casa a esperar el regreso de su marido, sino que también soy esa otra Sylvie, que trabaja en lo que quiere y gana su propio dinero. Es una buena combinación ¿no cree?
-Usted parece contenta...
-Sería una desagradecida si no lo estuviera. Vivo una etapa llena de amor. Desde niña, mi familia siempre ha estado muy unida y mi sueño era formar la mía. Adoro a mi hijo y a mi marido.
-¿Él tiene el mismo «glamour» en la cocina que en el campo?
-¡No! Mi casa es un territorio sagrado, donde Rafael es él mismo. Es una persona corriente, buen padre y un hombre muy divertido. Aunque si hablamos de cocinar, casi siempre se lo dejo a él (risas). Somos muy normales, por eso me río cuando nos comparan con los Beckham.
-Bueno, los dos son guapos y mediáticos.
-¡Pero si no tenemos nada que ver! No me molesta que me comparen con Victoria, pero somos muy diferentes. Mi forma de ser es otra, me visto de manera distinta y vivo a otro ritmo. ¿No lo ve?
-Pues...
-Las dos nos hemos casado con futbolistas y trabajamos de cara al exterior, pero eso es en lo único que nos parecemos. ¡Se lo aseguro!
-Hablando de futbolistas, ¿ qué tal le pega al balón?
-De pequeña era buenísima, jugaba como delantera y marcaba muchos goles. ¿Me deja meterle uno?
-Dele, dele.
-El verdadero partido de la vida es ser feliz y no dejar de sonreír, aunque vengan malos tiempos.
-Le hago caso, me alejo regalando sonrisas y, de paso, guiñando un ojo al consumo.
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