Partido Republicano
Obama quiere un nuevo regulador que controle el sistema financiero
madrid- El presidente Barack Obama reconoció ayer que espera que «no tardemos mucho en convencer al Congreso» de que hay que crear una nueva autoridad para supervisar y controlar las firmas financieras. Las palabras del líder demócrata, pronunciadas después de su reunión con el primer ministro australiano, Kevin Rudd, son sólo un gesto más. La Administración demócrata quiere un órgano regulador, como la Reserva Federal (Fed), que tenga capacidad para hacerse cargo de entidades financieras que no sean bancos pero que puedan afectar al sistema. Ayer a las ocho de la tarde, horario de máxima audiencia en la TV de EE UU, el líder político programó una conferencia de prensa para ofrecer más detalles de cómo quiere que se hagan las cosas en Washington a la hora de enfrentarse a la crisis financiera. El secretario del Tesoro, Tim Geithner, tiene que detallar mañana ante el Comité de Servicios Financieros la propuesta de la nueva regulación de dicho sistema. De momento, el jefe del Tesoro y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se lo adelantaron a los legisladores ayer. Geithner les explicó que «el caso de AIG destaca los fallos de nuestro sistema financiero». «Tenemos que asegurar que nuestro país no se va a enfrentar a una situación parecida de nuevo», advirtió el experto en economía a los políticos de Washington. Después de su intervención, Bernanke, que se sentó a su izquierda a despachar con los legisladores, desveló que había considerado demandar a los ejecutivos de AIG para evitar que cobrasen las primas que tanto han enfurecido en la capital. Pero sus abogados le aconsejaron que no siguiese adelante con dicha idea. Esta aseguradora se ha convertido en el símbolo de los excesos de Wall Street. El escándalo de los cobros de los «bonus» llegó después de que pidiesen ayuda a Washington tras presentar un informe de resultados de 62.000 millones de dólares en pérdidas. El gobierno de EE UU, que ha acudido en ayuda de este gigante hasta en cuatro ocasiones, ha desembolsado más de 180.000 millones para salvar la compañía. Después del escándalo, la Casa de Representantes aprobó una ley para castigar a los ejecutivos de AIG y dejarles sin sus primas. Nueve de los diez ejecutivos que cobraron las bonificaciones han devuelto ya su importe. La constitucionalidad de la decisión fue cuestionada por algunos legisladores, pero Washington necesitaba encontrar un culpable de todos los males del desastre económico. Allí, el escándalo del cobro de incentivos ha complicado sus esfuerzos para conseguir la autorización del Congreso para que le den más dinero público con el que solucionar la crisis. La aparición de Geithner y Bernanke se produjo un día después de que el Tesoro presentase su plan de un billón de dólares de rescate que pareció contar con el visto bueno de Wall Street, pero ayer el Dow Jones volvió a caer un 1,49%.
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