Nueva York

Obama recupera a colaboradores de los Clinton para su futuro Gobierno

El presidnete electo y su familia visitarán el lunes la Casa Blanca. Bush afirma que prepara la priemra transición presidencial «en tiempos de guerra»

La Razón
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La cuenta atrás ha vuelto a empezar: 75 días de transición para que la Administración Obama tome las riendas de EE UU. Aunque aún repiquetea la resaca de la victoria y se escriben los últimos epílogos electorales, el presidente electo ha puesto en marcha un ágil equipo para preparar el primer traspaso de poderes en el mundo tras el 11-S.
Está previsto que las primeras decisiones, las más apremiantes como la selección del próximo secretario del Tesoro, se tomen con la máxima brevedad, quizás la próxima semana. En Washington, los preparativos para el día de la Inauguración de la próxima Presidencia, el 20 de enero, han tomado un cariz más urgente con la elección histórica del primer Comandante en Jefe negro. La ciudad vibra ante la llegada de la próxima «Primera familia» y el zumbido inevitable que producen las quinielas del nuevo Gabinete de Gobierno.
Chicago, el cuartel general
El presidente George W. Bush aseguró ayer que la transición será ordenada e invitó a Obama y su familia a visitar la Casa Blanca el próximo lunes. El senador de Illinois, sin embargo, no tiene prisa por instalarse en la capital y va a diseñar su Administración desde Chicago.
Pese a la promesa de traer el cambio a Washington, la gravedad de los retos a los que se enfrenta el país ha obligado al presidente electo a hurgar en la chistera de la Administración Clinton para dotar a su equipo con políticos veteranos. John Podesta, el último jefe de Gabinete de Clinton, llevaba semanas preparando la transición en la sombra. Ahora es ya oficialmente el encargado de allanar el camino de Obama hacia el Despacho Oval. Junto a Podesta, lideran el equipo de transición Valerie Jarret, una cercana consejera del senador, y Pete Rouse, el jefe del equipo de Obama en el Senado.
El primer puesto de la próxima Casa Blanca se apuntaló ayer después de que Rahm Emanuel, el ex asesor de Clinton y uno de los más incisivos y poderosos congresistas de Capitol Hill, aceptara dirigir el lado oeste de la Casa Blanca. El jefe de Gabinete es uno de los cargos más ansiados de Washington. Para empezar, tiene la última palabra en quién llega hasta el presidente. Emanuel aportará una valiosa experiencia por sus conocimientos de las clavijas del Congreso y por su familiaridad con Wall Street, donde hizo una fortuna trabajando en un banco de inversión. El congresista, parte del clan político de Chicago, es además un buen amigo de Obama.
Si el jefe de Gabinete es la mano oculta de la Casa Blanca, la más pública es, por supuesto, la del portavoz presidencial, un puesto para el que Obama habría elegido al director de comunicación de su campaña, Robert Gibbs, según la página web «politico.com». El resto de nombres que circulan por Washington no son, de momento, más que especulaciones. El relevo de Henry Paulson al frente del Tesoro es uno de los anuncios más inminentes y esperados, porque marcará el tono de la relación que Barack Obama va a tener con el asolado mundo financiero.
La prioridad de la crsis
El senador de Illinois ha repetido que la crisis financiera será la prioridad número uno de su Administración, aunque aún no está claro que vaya a asistir a la cumbre internacional, prevista para la semana que viene en Washington, que ha organizado Bush. Timothy Geithner, presidente de la Reserva Federal de Nueva York y el ex secretario del Tesoro Lawrence Summers son los nombres que suenan con más fuerza para liderar el nuevo equipo económico.
Y junto a la economía, la seguridad nacional. Obama recibió por primera vez ayer en la sede del FBI de Chicago el informe presidencial que compila cada noche la comunidad de Inteligencia de EE UU. Se trata del primer cometido en el orden del día de todos los presidentes y, sin duda, el primer azote de realidad que va a recibir el aún senador de Illinois.
Dicho informe incluye las últimas amenazas contra Estados Unidos, las actividades del espionaje y otra información altamente clasificada. El director de la CIA Michael Hayden ya ha escrito una carta a todos los empleados de la agencia para recordarles que, a partir de ahora, tienen «dos equipos de clientes», la Administración Bush y la de Obama.
El presidente electo no ha decidido aún si pedirá al actual secretario de Defensa, Robert Gates, que permanezca en el cargo, una posibilidad de la que se ha hablado para favorecer el bipartidismo. Un posible sustituto podría ser el senador John Kerry de Massachusetts. Los demócratas mencionan también los nombres de dos senadores republicanos, Richard Lugar y Chuck Hagel.