Religion

Pasión al paso de los Gitanos

El Cristo Moreno desfiló ayer por las calles de Madrid
Pasión al paso de los Gitanos
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La noche del Miércoles Santo se iluminó anoche con la miles de candelas de los devotos del Cristo de los Gitanos. A las diez de la noche, la parroquia de Jerónimo el Real, junto al Museo del Prado, se abrió para sacar a Jesús de la Salud. Apenas unas horas antes, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, realizó las catorce estaciones del Solemne Vía Crucis en la plaza de Oriente. La primera de las tres jornadas más importantes de la Pascua madrileña comenzó a mediodía con la consagración del Crisma y la bendición de los Santos Oleos en la catedral de la Almudena en la Misa Crismal realizada por Rouco Varela. Después, a las siete y media de la tarde, el Cardenal Arzobispo de Madrid escenificó el camino de Jesucristo cargado con la Cruz, acompañado por centenares de fieles. Poco después, a las diez de la noche, la segunda procesión de la Semana Santa en la capital -después del Cristo de la Fe y el Perdón, el Domingo de Ramos- comenzó en la Parroquia de Jerónimo el Real. La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias, popularmente conocida como «los gitanos», recorrió el paseo del Prado, la calle Huertas, la plaza de las Cortes y la de Cánovas del Castillo acompañados por los miles de devotos de este Cristo y de la Virgen de las Angustias que, al no haber suficientes hermanos, no tiene costaleros y se queda en el templo. El paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud fue realizado en 1996 por el escultor sevillano Angel Rengel, si bien la Hermandad data de 1753, cuando fue fundada en el trianero convento del Espíritu Santo por Sebastián Miguel de Varas y otros gitanos. Precisamente por su juventud es la única procesión que sale el Miércoles Santo, en parte también para no coincidir con Jesús de Medinaceli, la imagen más adorada de la capital, junto a cuya parroquia se hace una sentida parada. Con todo, Jesús de la Salud ha sabido hacerse rápidamente con un hueco en el corazón de los madrileños como demostró anoche lo abarrotado del recorrido del cortejo.