Nueva York
Que impugne el Estado
Carod-Rovira ya no sabe qué hacer para derrochar el dinero que con tanto esfuerzo el Estado asigna a la Generalitat para sufragar las necesidades del pueblo catalán. El vicepresidente no hace más que gastar sin parar en foros internacionales para reivindicar la autodeterminación de los pueblos, foros sobre el catalán, y foros y conferencias para explicar que Cataluña es una nación y debe tener política exterior propia. Como es sabido, la Constitución atribuye en exclusiva al Estado la competencia en Asuntos Exteriores. O sea que la Generalitat no puede tener sedes diplomáticas, ni actividad exterior de carácter político. Puede contar con oficinas comerciales para asesorar a ciudadanos o empresas. Pero no lo anterior. A Carod-Rovira la Constitución le importa poco. Él sigue inaugurando embajadas catalanas por el mundo, la última ayer en Nueva York. En la de París ha colocado de «embajador» a su hermano. Y, en las demás, a personajes con militancia independentista diversa. Aparte del ridículo que supone dar una conferencia en Nueva York a la misma hora de la toma de posesión de Barack Obama, alguien debería llamar la atención a este personaje para que no siga dilapidando dinero público en materias que no le corresponden, pues se trata de una desviación del gasto. No se entiende que el Estado no impugne estas actuaciones que sobrepasan claramente el ámbito competencial de la Generalitat.
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