Atenas
Ramzi un oro tramposo
El mediofondista Rashid Ramzi, nacido en Marruecos y nacionalizado por Bahrein gracias a los petrodólares, tenía la facultad de estar un año sin hacer ruido, medio desaparecido, y llegar a los grandes campeonatos de atletismo para ganar. Se impuso en los 800 y los 1.500 en el Mundial de Helsinki¿05, una proeza que no se lograba desde 1964. Tres años después fue campeón olímpico en los Juegos de Pekín. Pero algo raro había en él, tenía truco, era sospechoso. El COI revisó los análisis tomados a los deportistas en los pasados Juegos en busca de CERA, una EPO de tercera generación. Se volvieron a analizar 948 muestras. En 847 se rastreaba esta sustancia y en las restantes, insulina u hormonas. Seis dieron positivo. Una de ellos era la de Ramzi. Ahí estaba el truco. Además del mediofondista marroquí, la griega Athanasia Tsoumeleka, campeona en 20 kilómetros marcha, pero en Atenas 2004; y la croata Vanja Perisic, atleta especialista en 800 metros, también están entre las «cazadas». Los otros dos nombres que han trascendido son de ciclistas. Se trata del alemán Schumacher, que también dio positivo a posteriori en el pasado Tour, y del italiano Davide Rebellin, plata en la prueba de ruta por detrás del asturiano Samuel Sánchez y reciente ganador en la clásica Flecha Valona. Desde el entorno del ciclista se asegura que es inocente, pero el Comité Olímpico Italiano (CONI) le ha suspendido de toda actividad deportiva. El nombre del sexto «tramposo» aún no se ha hecho público. Ningún español figura entre los implicados. «El deporte español está limpio. El número de controles y la estadística están ahí», dijo orgulloso Alejandro Blanco, que ayer fue reelegido como presidente del COE. El positivo de Ramzi hace que Juan Carlos Higuero avance una posición en la final olímpica de 1.500. Se queda cuarto, a un paso de la medalla. «Felicito al COI porque han pillado a un tramposo. A ver si esto sirve para que la gente se lo piense antes de hacer trampas. Siempre habíamos sospechado de él y entre nosotros los atletas sabíamos lo que había, porque lo suyo no era normal», aseguró a Efe el atleta burgalés.
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