Benedicto XVI

Reprueban al Papa

La Razón
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No culpe al espejo; es usted mismo quien hace la mueca.» Esto habría que decir a quienes culpan a grupos o a la sociedad entera de las negatividades en las que nos van introduciendo determinados personajes sociales. El espejo, que es la sociedad, está formado de distintas realidades, pero las muecas que se reflejan en ella, son acciones e influencia de ciertos dirigentes. Los grandes hombres no necesitan ser defendidos; su vida y sus obras son su mejor defensa; es éste evidentemente el caso de Benedicto XVI. Pero sí que necesitan defensa aquellos que puedan ser llevados al error, al menosprecio o rechazo de un gran hombre, por los intencionados comentarios de quienes están muy lejos de tener la personalidad del atacado. Pues el Papa está siendo objeto de críticas de individuos que, evidentemente, carecen de la altura de aquel que han tomado como objeto de análisis y de crítica. Lamentablemente, en este caso, son algunos miembros del Congreso de los Diputados. No están en situación de criticar al Santo Padre miembros de un Congreso que ha facilitado la muerte de miles de no nacidos; está favoreciendo la destrucción de la auténtica familia; ha situado en un nivel inaceptable la formación intelectual y aún humana de las futuras generaciones; no saca al país de la crisis económica y, por otras diversas acciones, hace que nuestra nación esté perdiendo el respeto y aprecio de otras. No solamente los creyentes, sino muchos ciudadanos, se sienten defraudados y ofendidos por la triste iniciativa de algunos, que fueron elegidos para el bien de nuestra patria y, una vez más, toman decisiones que están contra el bien de todos y contra la sensibilidad de no pocos.