Europa

Londres

Solbes asegura que la cumbre no es el final del capitalismo sino una mejora de los importantes fallos del sistema financiero

El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, aseguró hoy durante la cumbre del G-20 que se celebra en Londres que España trabaja para acercar las posiciones de Estados Unidos y la Unión Europea en cuanto a los paraísos fiscales y la regulación financiera internacional. "Partiendo de nuestra posición, que lógicamente es la europea, la idea fundamental ha sido intentar aproximarnos lo máximo posible, buscar puentes o llevar a cabo presentaciones que tomen en consideración las preocupaciones de Estados Unidos y las europeas", dijo el ministro en un breve encuentro con la prensa minutos antes de una sesión de trabajo. Solbes reconoció que, a pesar de las tareas de los negociadores, todavía existen "elementos de diferente enfoque", que no "diferencias", entre ambos bloques sobre paraísos fiscales y el futuro de la regulación financiera, si bien se mostró convencido de que existe una clara voluntad por parte de todos los países que participan en el encuentro para llegar a un acuerdo. El primer ministro británico, Gordon Brown, solicitó ayer al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, su colaboración para contribuir a acercar las posiciones de ambos bloques sobre la regulación del sistema financiero internacional, en la que se abordan tanto los paraísos fiscales como los fondos de alto riesgo ('hedge funds') y los sistemas contables. El ministro de Economía y Hacienda constató que "todo el mundo coincide en la necesidad de avanzar en esa dirección", aunque dijo desconocer "si se puede avanzar ya o hace falta más tiempo para definir los criterios de clarificación de los conceptos en base a los cuales esas modificaciones se lleven a cabo". El encuentro ha arrancado hoy después de que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, advirtiera ayer de que las reuniones preparatorias de la cumbre llevadas a cabo por los negociadores no han dado lugar a un compromiso satisfactorio, y agregara que la canciller alemana, Angela Merkel, comparte su punto de vista. En cuanto a los impulsos fiscales,"las diferencias eran las que ya se preveían, pero se pone más énfasis ahora en hacer más cosas a pesar de los riesgos que tiene a medio plazo", puntualizó Solbes, para quien "es imprescindible salir de la situación actual", pero existe una "cierta preocupación"en el Viejo Continente, porque "el gasto en Europa es mucho menos reversible que en otras zonas". Por eso dijo que "hay que ser prudentes". A la pregunta de si habrá consenso suficiente para acordar medidas de estímulo concretas y consensuadas, el vicepresidente segundo aseguró que lo habrá "sin duda alguna", aunque matizó que esta iniciativa consta de dos facetas: la del impulso llevado a cabo a raíz de las actuaciones a escala nacional, y la articulada a través de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los bancos multilaterales. En este sentido, indicó que en el primer ámbito se toma en consideración el esfuerzo ya realizado por cada Estado miembro, y por tanto, se pide que actúen más los países que cuentan con un mayor margen de maniobra, mientras que el segundo ámbito es el tipo de estímulo que está cobrando más fuerza. "Todo eso es lo que nos debe dar lugar al estímulo global", dijo. A su parecer, todo el mundo está de acuerdo en hacer un esfuerzo adicional importante en términos de aportación de recursos al FMI y permitir que este organismo entre en un modelo de concesión de préstamos más flexible que permita hacer frente a las dificultades que se plantean, sobre todo en países emergentes. Solbes concretó que los países más pobres son los que tienen más problemas para afrontar las dificultades derivadas de la recesión mundial, entre las que citó los obstáculos para encontrar financiación, por lo que el encuentro persigue dar más capacidad de actuación al organismo que preside Dominique Strauss Khan. En este punto, explicó que la preocupación española radica en que se vaya "excesivamente lejos"en las cuantías de créditos, a empresas del sector financiero. Por otro lado, Solbes indicó que la cumbre del G-20 "no es el final del capitalismo sino una mejora del sistema financiero internacional, que ha demostrado en los últimos meses que tenía fallos muy importantes". Según recordó, "lo del final del capitalismo ya lo hemos visto muchas veces"y se trata de una aproximación más que general a lo que se trata en este encuentro ideado para acabar con la recesión y rediseñar la arquitectura financiera internacional. Según el vicepresidente segundo del Gobierno, es previsible que en la cumbre se acuerden "cifras más concretas en algunas cosas, y principios muy claros", en otras, como la reforma del mecanismo de regulación y vigilancia financiera para evitar que vuelva a producirse un escenario tan oscuro y generalizado como el actual, a través de alertas tempranas. Existe bastante consenso sobre la necesidad de que el FMI, el Banco mundial y los organismos multilaterales tienen que hacer un esfuerzo adicional de coordinación y supervisión en el momento actual. En la regulación financiera, explicó, los cambios "no se pueden tomar de la noche a la mañana"porque no se pueden variar las normas contables de forma inmediata, aunque sí acordar qué en concreto es lo que hay que mejorar. "Algunos temas serán de aplicación inmediata y otros habrá que adoptarlos posteriormente", explicó Solbes.