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TeleAído dígame

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Bibiana Aído ha cambiado de idea y ya no pondrá un teléfono para que los machos en trance de cruzarle la cara a la mujer hagan una pausa, marquen un 900 y «canalicen su agresividad» a través de la línea. Parece ser que el proyecto, anunciado hace un año, se ha desechado porque no hay garantías de lo que puede hacer un animal con un teléfono en la mano. Así que los asesores de Igualdad han aconsejado a Aído que cambie el uso del aparato: ahora será para aquellos hombres que «tengan dudas» sobre sus relaciones de pareja. Dicho así, parece destinado a casi todos los españoles adultos, pero el BOE lo acota: se trata de «contribuir con políticas preventivas a otro modelo de masculinidad desde el que establecer las relaciones de pareja sobre unas nuevas referencias no patriarcales». Es muy loable el esfuerzo de Bibiana, desde luego, pero debería saber que los teléfonos a los que suelen llamar los machos irredentos no empiezan precisamente por 900. En realidad, lo que busca la joven ministra de Igualdad, cuyo corazón de adolescente está inflamado de grandes ideales, es resucitar el consultorio de Elena Francis, pero sólo para chicos. Aquel espacio radiofónico «canalizó» los años 60 con los embarazos de las muchachas de servicio, las decepciones de las recién casadas y los desamores de las señoras maduras. ¡Era tan edificante! Y muy popular. Pero ahora les toca a ellos abrir sus almas y confesar sus dudas, pesares y dilemas. Algo así como: «Querida Elena Francis, soy un joven con el futuro resuelto, me identifico con Leire Pajín y estoy muy enamorado de mi novia; a pesar de todo lo cual sospecho que me la pega con el vecino, que se parece a Juan José Güemes. ¿Qué debo hacer? ¿Cuál es el modelo de masculinidad que debo aplicar? ¿Le cruzo la cara al vecino? ¿O me interrelaciono también con él? Estoy hecho un lío. A la espera de su sabio consejo, le queda sumamente agradecido, Rober». Por nada del mundo habría que perderse la respuesta.