Elecciones europeas
Tener grandeza
Para ganar y para perder hay que tener grandeza. Justo lo que le ha faltado al presidente del Gobierno tras su derrota electoral del domingo. Grandeza para, una vez conocidos los datos y saber que las elecciones no se han ganado, dar la cara, reconocer la victoria del oponente, felicitarle, decir que no se ha vencido y manifestarse dispuesto a abrir un periodo de autocrítica para ver por qué los resultados no han sido los deseados. Es lo que se espera de quien en teoría ejerce un liderazgo y es garante del mismo ante los suyos. Puede que la responsabilidad del descalabro sea de otros. Podría ser. Pero queda mejor si uno la asume como propia, que luego ya habrá tiempo para depurar culpabilidades internas.
En el caso de Zapatero con relación a las europeas, la verdad es que ha faltado grandeza. Para decir, primero, que ganó otro y se felicita al vencedor. Para, segundo, dar la cara. Para, en tercer lugar, salir en defensa de los tuyos y evitar que el chaparrón descargue sólo sobre las pajines de turno. Y, finalmente, para que no dé la sensación de que se está a las maduras, pero nunca a las duras.
Zapatero desapareció del mapa tras la debacle gallega y volvió a desaparecer después de las europeas. Puede ser casualidad. Pero más bien creo que se trata de un problema de grandeza.
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