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Torres el nuevo Lennon

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Torres el nuevo Lennonlarazon

El Arcángel María José NavarroPara muchos atléticos, si no todos, Fernando es más que jugador. Para la afición rojiblanca su llegada al primer equipo fue la del Elegido.Para una, se lo advierto, es difícil hablar aquí de Torres con tan poco espacio porque una, y no es la única, ve a Torres como ven a las folclóricas sus madres: su niña es la más guapa, la más alta, la mejor. Porque para muchos atléticos, si no todos, Torres es más que un jugador. Cuando llegó al equipo, tan niño y con tantas pecas, volvió de pronto el Atleti grande, el del contraataque y los lunes de orgullo. Para una afición apaleada por una pésima gestión y un equipo en segunda, su llegada fue la del Elegido, Neo, el que guiaría de vuelta a casa a aquellos que no aceptaban hacer lo que la masa. Pero, como en los cuentos, había dos problemas. Una directiva nefasta que ni quiso ni supo ver qué jugador tenía delante, que fichó «patos sosas» sin entender qué habría pasado si hubieran fichado buenos jugadores. Y una Prensa que, aunque ahora se pliegue a la evidencia, pasó años sin ver más que defectos y comparaciones absurdas como aquella de Portillo. Con todo lidió Torres como sabe: con la seguridad del que cree en lo que hace. Hasta que se hartó y se fue a un club bien gestionado. Nunca le culpamos, sino que le deseamos suerte y aún ahora, a pesar de que todavía hay quien quiere hacernos creer que está presto a unirse al lado oscuro, seguimos sin perdernos sus partidos con esa mezcla de rabia por verle jugar lejos y de admiración por verle. Por verle con ese aire de Arcángel, rubio e invencible, mientras destroza defensas y marca los golazos que ojalá estuviera marcando con nosotros.

 

Para su bolsaLucas Haurie Es más bien un jugador para la Liga japonesa, donde los hinchas lo son de los jugadores y no de los equipos.No serán muchos los equipos deseosos de contar en sus filas con este excepcional futbolista llamado Fernando Torres, que esta semana cumple 25 años sin abandonar el apodo que le puso Jesús Gil y que comparte con cierto golfista también ayuno de triunfos. Será que el deporte, en España, es para hombres. Va para una década del debut en el Atlético de Madrid de este muchacho que siempre ha decorado con goles sus temporadas; con tantos goles como escasos éxitos de sus equipos. En efecto, en su palmarés figura solamente la Eurocopa pasada en la que, tanto en la final aparte, su papel fue marginal hasta ese decisivo encuentro en el que se lesionó Villa. Antes y después, Torres es el clásico futbolista que juega para su bolsa. Con él, el Atlético acumuló frustraciones temporada tras temporada, al término de las cuales su capitán se mostraba satisfecho por sus números, pero avinagraba su expresión ante lo que entendía una conspiración de técnicos y compañeros por no permitir que su talento refulgiera. Una antipática reedición balompédica de su tocayo Alonso e igual que Hamilton, sin el asturiano, fue campeón con McLaren, el Atleti se clasificó diez años después para la Liga de Campeones en cuanto se fue. La temporada pasada, muchos goles y cero títulos. En la presente, el panorama no varía, con todas las esperanzas puestas en la «Champions». Es más bien este Torres un jugador para la liga japonesa, donde los hinchas lo son de los jugadores y no de los equipos.