África

Miami

«Trabajar 16 horas al día y ser importante dejó de llenarme»

Rafael Selas (Madrid, 1972) renació en 2002 en Kenia cuando decidió dejar una vida entre «flashes» y algodones. Fundador de Anidan, una ONG dedicada a los más desfavorecidos, confiesa que la crisis económica ha supuesto un frenazo importante en el proyecto, por lo que se he visto obligado a viajar a Madrid en busca de financiación y socios. 

«Trabajar 16 horas al día y ser importante dejó de llenarme»
«Trabajar 16 horas al día y ser importante dejó de llenarme»larazon

«Me llamo Rafael Selas y fui productor de la cadena Sky. Vivía en Miami y me codeaba con las máximas figuras del pop. Creía que tenía el mundo a mis pies: dinero, posición y todo cuanto un joven podía soñar»...

-Hasta que se dio cuenta de que en realidad no tenía nada.

-Al cumplir 30 años me entró una especie de crisis existencial. Trabajar 16 horas al día y ser importante había dejado de llenarme. Necesitaba encontrar el sentido a mi vida.

-Hasta que conoció Kenia.

-Un amigo mío me invitó a su boda en la isla de Lamu y, tras unos días allí, enfermé de malaria. Me llevaron al hospital y pude ver cómo morían niños y mujeres por falta de medicamentos básicos. Regresé a Miami, pero algo había cambiado en mí.

-La decisión estaba tomada.

-Y era irrevocable. África y sus niños me habían enganchado. Al principio me tomaron por loco, pero no se daban cuenta de que estaba más cuerdo que nunca.

 -Y conoció a Vicente Ferrer...

-Quería montar una ONG eficiente, nada que ver con una multinacional en la que todo se te escapa. Cuando empecé el proyecto Anidan me topé con Vicente, mi maestro. Él me dijo que escuchar a la gente es la mejor manera de encontrar soluciones.

-Soluciones a largo plazo.

-Ésa es mi apuesta. Aparte de darles de comer cada día, en Anidan les enseñamos –en la escuela mediante una formación integral– a ganarse el pan para el día de mañana.

-No debe ser fácil…

-Al principio sentí rechazo, sobre todo en el medio rural, en el que existen envidias, desconfianza y mucho miedo. No es sencillo trabajar en un lugar en el que piensan que el sida fue propagado por los blancos. Pero, poco a poco, han visto que junto a monitores nativos se están obteniendo resultados.

-Como el hospital que ha abierto.

-Es el único centro de salud de toda la costa suahili. Los niños vienen desnutridos y con una falta de higiene que provoca numerosas infecciones. Este año hemos atendido a 15.000 pequeños.

-¿Qué encuentra en la sonrisa de un niño?

-Cuesta tanto tiempo verla por las condiciones en las que vienen que, cuando llega, te da la vida. Es curioso que me haga esta pregunta, porque, cuando me preguntan por qué estoy en Kenia, siempre respondo: «la sonrisa de un niño». Es por esa sonrisa por lo que hay que luchar.

-¿ África tiene remedio?

-Hay que confiar en los africanos. Tienen gran capacidad de lucha, y, si se les dan las herramientas necesarias, saldrán de la pobreza.

Vicente Ferrer decía que los sueños son ilimitados y, sin duda, tras conocer a «Arafati», que así es como llaman los niños a Rafael, me atrevo a decir que el amor también.