Prevención
Tratar la influenza
Lo más importante para evitar la gripe es vacunarse. Ya conocen los grupos de riesgo, pero para los siempre despistados ante la imprescindible vacunación... ¿qué hacemos? Una vez que el virus de la influenza se ha alojado en el cuerpo humano resulta difícil detener el desarrollo de la enfermedad. El único tratamiento posible contra esta patología es aquel dirigido a reducir los síntomas, es decir, descansar. Beber mucho líquido (los zumos son un buen aporte de vitamina C y ayudan a prevenir la deshidratación). Tomar algunos medicamentos contra la tos y la fiebre. Existen algunos fármacos antigripales propiamente dichos. La amantadina y la rimantadina sirven para el tratamiento del virus de tipo A, siempre que se administren en los dos primeros días de la enfermedad. También existen determinados fármacos que pueden ayudar a aliviar los síntomas de la gripe: el paracetamol y la aspirina son eficaces y, aparentemente, no tienen efectos secundarios. En una persona joven, los médicos de familia recomiendan «paciencia». Además, se insiste en la importancia de vigilar los síntomas y su desarrollo para evitar las posibles complicaciones. Pero la ciencia aplicada a la industria alimentaria también puede ayudarnos a prevenir las enfermedades invernales. Los fermentos exclusivos añadidos a alimentos ayudan a nuestro sistema inmunitario en una lucha cada vez más difícil de mediar por la cantidad de agentes infecciosos que contiene la atmósfera actual. El 2009 ha arrancado con una ola de frío en toda la península Ibérica y los enfermos de gripe y otras infecciones invernales alcanzan ya los 191 casos por cada 100.000 habitantes (datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III) colapsando centros médicos y salas de urgencia de hospitales.
✕
Accede a tu cuenta para comentar