Energía

Un futuro tiznado de carbón

La Razón
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BANGKOK- Mientras Occidente debate frenéticamente alternarnativas para un futuro sostenible, los datos del mercado energético apuntan hacia el efecto contrario. Si se cumplen las previsiones de los expertos, la energía que más crecerá en las próximas décadas será la más contaminante de todas. Y es que el viejo combustible de la primera revolución industrial es la llave de la industrialización para las economías pujantes de Asia.

La Agencia Internacional de Energía asegura en su último informe que la demanda de carbón aumentará un 2,2 por ciento anual, al menos hasta 2030, mucho más deprisa que el petróleo, el gas, o las energías renovables. «Las centrales a carbón están aumentando, incluso en Estados Unidos. Es un mineral abundante en países como China e India y es definitivamente más barato que importar gas o petróleo», asegura a LA RAZÓN James O'Connell, editor jefe del informe anual sobre carbón de Platts, la mayor base de datos mundial sobre energía.

A espaldas de Kioto y del ecologismo europeo, la demanda de carbón no ha hecho más que crecer, tanto que la capacidad de extracción de la industria minera ha quedado obsoleta. Eso empieza a notarse en los precios, que suben de manera significativa por primera vez desde hace décadas. Poco importa. El carbón sigue siendo de lejos la energía más barata y sus reservas parecen inagotables. Que se sepa, disponemos de cinco veces más carbón que gas y petróleo juntos. Los analistas están convencidos de que hay todavía mucho más esperando a que vayamos a buscarlo.

Se prevé que el consumo de carbón aumente como poco al ritmo de las dos economías más dinámicas del momento: India y China. Estos dos países no tienen limitaciones medioambientales para su consumo y cuentan con importantes yacimientos, además de tener a tiro de piedra a los dos principales proveedores del mundo: Indonesia y Australia. Se trata de una tendencia que, además, cuenta con el apoyo de los respectivos gobiernos, que tienen claro que su carrera hacia un futuro desarrollado dependerá de este combustible fósil.

Precisamente, China ha prometido subvenciones millonarias para las empresas que se lancen a la conquista de los yacimientos de carbón fuera del país. «Pekín ha empezado a importar carbón, después de haber sido un exportador durante muchos, muchos años. Indonesia ha desbancado a Australia como el mayor exportador de carbón termal del mundo. India ha puesto en marcha un programa para llevar electricidad a ese 40-50 por ciento de su población que todavía no tiene. El «boom» del carbón está en Asia», agrega O'Connell.

La demanda energética de estos dos gigantes que suman 2.500 millones de personas no es nada despreciable. Hace ya dos años que China es el mayor consumidor energético de la tierra, mientras que la electrificación de India está aumentando a un ritmo parejo al 10 por ciento anual. Hoy por hoy, Asia es de lejos el mayor consumidor de carbón del mundo, con casi 3.500 millones de toneladas anuales. Y se calcula que antes de 2025 habrá duplicado el consumo.

Pero no toda la culpa recae en Extremo Oriente. El Consejo Mundial de Energía espera que el consumo de carbón aumente también, aunque a menor ritmo, en otras áreas, como Norteamérica, Latinoamérica, África y Oceanía. Sólo en Oriente Medio se espera una estabilización de la demanda, mientras que en Europa se vaticina incluso un retroceso, generado por las políticas ambientales de la Unión Europea.

El continente europeo es el primero y el más severo en imponer medidas para contener la demanda de carbón.