España
Un testigo del Yak-42 declara que «había que darse prisa» para llegar al funeral
Uno de los capitanes enfermeros enviado a Turquía tras el accidente del Yak-42 el 26 de mayo de 2003 en el que murieron 62 militares ha dicho hoy que "había que darse prisa para salir y acabar con el enferetrado"porque había que llegar a tiempo al funeral de Estado que se iba a oficiar en la base de Torrejón.Así lo ha manifestado Antonio González en la segunda sesión del juicio que desde ayer se sigue en la Audiencia Nacional contra tres altos mandos militares que supuestamente identificaron erróneamente 30 de los 62 cadáveres de los militares muertos en el siniestro, que se enfrentan a penas de entre 4 años y medio y 6 de cárcel.Este testigo, el primero que ha comparecido en la vista oral, ha relatado que él se desplazó desde España el mismo día del accidente en un avión en el que también viajan el ex ministro de Defensa Federico Trillo, el general José Antonio Beltrán (coordinador de la operación de recuperación de los cadáveres) y dos de los acusados: el comandante médico José Ramírez y el capitán médico Miguel Sáez."No recibí ninguna instrucción concreta", ha destacado González al ser preguntado por el teniente fiscal de este tribunal, Fernando Burgos, si alguna de esas autoridades o superiores con las que viajó dieron algún tipo de instrucción para realizar la misión.Según ha explicado, su trabajo allí consistía en ir tomando notas de los "datos objetivos"que presentaban los cadáveres -como la envergadura, el peso, la documentación o las chapas con nombre- y que le iba indicando Ramírez.En esas anotaciones, en las que indicaban el número que tenía la bolsa en la que los forenses turcos habían guardado los restos, no señalaban las lesiones que presentaban los cadáveres, ha añadido González, que ha calificado de "pasiva"la actitud del equipo médico turco.González ha insistido en que su labor consistía en "recoger pruebas objetivas"para ayudar a la identificación de los militares fallecidos, aunque ha subrayado que cuando les encomendaron la misión de trasladarse a Turquía entendió que iban a "recoger los cuerpos para trasladarlos a España"y no que "la misión principal fuera la de identificarlos".Tras su declaración, ha testificado el capitán enfermero Jesús Javier Couceiro, que también formó parte del equipo médico enviado a Turquía tras el accidente del Yak-42, ha admitido que en Turquía, antes de regresar a España, "nos dijeron que todos los cuerpos estaban identificados".Couceiro, que ha destacado que su misión era tratar de identificar a los fallecidos y repatriarlos a España, ha afirmado que una vez finalizado el proceso de identificación de los restos y antes de enferetrar los cadáveres pudo ver un listado con los nombres de los 62 militares fallecidos en el accidente aéreo.A preguntas del teniente fiscal y de las acusaciones particulares ejercidas por los familiares de las víctimas, Couceiro ha detallado que su labor se limitó a realizar anotaciones que entregó al general Vicente Navarro (principal acusado en este juicio) y que se realizaron tres rondas de identificaciones.Trillo encargó repatriar "cuanto antes"los cadáveres de los militaresEl teniente general José Antonio Beltrán, coordinador de las tareas de repatriación de las víctimas del accidente del Yakovlev-42, que costó la vida a 62 militares españoles en mayo de 2003, aseguró hoy que el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, le encargó que se encargara de coordinar la misión para repatriar "cuanto antes" los cadáveres de las víctimas. "Las únicas indicaciones del ministro fueron ocuparme de coordinar los vuelos y los aviones para traerme cuanto antes los cadáveres pero sobre las identificaciones no se habló nada en absoluto", señalóBeltrán durante su comparecencia, en la que detalló que el encargo del ministro se produjo en la zona 'vip' del avión en el que lasautoridades se trasladaron hasta el lugar de accidente. Beltrán también explicó que acudió a Trabzon (Turquía) como representante del Ejército del Aire y que se quedó hasta el día 28, cuando se produjo la repatriación de los cuerpos, porque Trillo le dijo que se quedaba "más tranquilo"si él permanecía al frente de la misión.Según explicó, la tarea de los reconocimientos recayó en exclusiva en Navarro, aunque en todo caso no consideró que este asunto pudiera dificultar las tareas de repatriación. "Yo estaba dispuesto a traerme los cadáveres como estuvieran. Que estuvieran o no identificados no era un impedimento para traérmelos, siempre y cuando fuera legal", dijo.Dedujo que 30 no estaban identificadosEn la segunda jornada del juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra tres militares por la identificación errónea de los cadáveres, Beltrán señaló hasta en dos ocasiones que el principal acusado, el general de Sanidad Vicente Navarro, le dijo que todos los cuerpos estaban identificados, a pesar de que pudo deducir "de la lectura del acta de entrega"que redactaron las autoridades turcas que existían 30 cuerpos que no habían sido identificados. No obstante, indicó que durante la firma del acta, que calificó de "documento turco preparado por los turcos y con las condiciones que pusieron los turcos", no se trató el asunto de la identificación de los cadáveres ni tuvo constancia en ningún momento de los reproches que Navarro hizo a las autoridades locales por sus dudas en los 30 identificaciones que a la postre resultaron erróneas. "Estuve asesorado por el general Navarro, que me dijo: 'Cadáveres nuestros hay 62 y los 62 están identificados'", dijo. El teniente general explicó que, a pesar de que nunca habló con Navarro de las dificultades que se estaban produciendo en las tareas de identificación, firmó el acta de entrega junto al general Navarro porque iba a "viajar con los cadáveres"y en aquel momento "le pareció lógico firmar". En este sentido, indicó que un intérprete realizó "una sucinta traducción"del acta de entrega y que, en concreto, "le señaló párrafos"al general Navarro, El único intercambio de opiniones que tuvo con Navarro sobre las identificaciones se produjo en la noche del día 27, cuando éste le advirtió que tenían "un problema muy serio"porque había un cadáver sin identificar que la delegación ucraniana, nacionalidad de los miembros de la tripulación que fallecieron en el accidente, no aceptaba como suyo. "El general estaba completamente seguro de que ese no es nuestro y al final los ucranianos aceptaron el cadáver", dijo."Se lo inventó el teniente"En otro momento del interrogatorio, uno de los letrados de la acusación se hizo eco del contenido del acta en la que se admitía que 30 de los cadáveres pertenecían "a soldados españoles"pero que desconocían sus identidades. "¿A usted le leyeron este acta?", preguntó el abogado a Beltrán. "Eso no nos lo leyeron, se lo debió inventar el teniente que elaboró la información", replicó el testigo, quien aseguró no recordar "nada" sobre ese tema. Asimismo, en otra fase de su declaración añadió que apenas tuvo contacto con las autoridades turcas y destacó la "dificultad"que entrañaba trabajar con Navarro por su carácter.En otro punto del interrogatorio que le hizo el teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Fernando Burgos, Beltrán aseguró que los mandos militares siempre actuaron pensando en las víctimas. "Nuestra preocupación son las familias, aunque ellos no lo crean --dijo--. Nosotros siempre tuvimos allí presentes a las familias y a nuestros compañeros en todas nuestras actuaciones, en las mías y en las de nuestros compañeros".
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