Una ley a la medida

Un aspecto poco comentado del avance de la cultura de la muerte es su perversión del Derecho. En España existe una ley que despenaliza el delito del aborto en unos supuestos. Pero éstos son absolutamente vacíos. Si uno no se adapta al deseo del legislador, se recurre al siguiente o al posterior. Y si ninguno se adapta, no sucede nada. Si analizamos la ley y su praxis, nos encontraremos con episodios similares a los de los hermanos Marx intentando que un contrato se ajuste a sus locuras. Y si es necesario se rompe el papel por donde está escrito el artículo o «si no le gustan mis ideas, tengo otras». El bloque ley-praxis favorece la destrucción de vidas, incluida la de la madre (el padre sólo existe para pagar y no lo digo para bromear). Además, la protección maternal con dinero público es mínima, los medios hablan del «derecho a abortar» a pesar de que no existe tal. Se añade que el aborto no es punible cuando es practicado por un médico, ni siquiera ha de ser ginecólogo. El síndrome postaborto no es contemplado. Y, para terminar, la ley es cruel con los restos de los niños. Son material biológico. ¡Los obispos tienen razón!Pte. Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas.