Crítica de libros
Vallecas volvió a ser puerto de mar
madrid- Agua, calor y mucha gente, para celebrar la habitual Batalla Naval «vallekana», que en su vigesimoctava edición, volvió a ser el referente de la las fiestas de la Karmela, tal y como manda la tradición en el barrio.La única misión que tenían los miles de asistentes era mojarse, y para conseguirlo todo valía: cubos y barreños de todos los tamaños, pistolas de agua desde las más simples hasta las más sofisticadas, mangueras que lanzaban chorros a presión, botellas de plástico de diferentes medidas, cantimploras, globos de agua, fumigadores, sprays, dosificadores de agua y cualquier instrumento con el que mojar al adversario.La batalla estuvo aderezada con un par de charangas, que dieron pie a una tarde en la que la diversión se hizo sentir en la calle del Payaso Fofó, junto al estadio del Rayo Vallecano, con un lema que era tan claro como conciso: «Si pasas, mójate». Y así fue.Entre el tumulto de gente con ganas de mojarse, varios camiones cisterna arrojaban a los deseosos asistentes litros y litros de agua, que no hicieron más que avivar las ganas por pasarlo mejor y refrescarse, ya que nadie se libró, ni siquiera aquellos que acudían con gorros de agua o ropa de calle, que bajo la intención de no mojarse, sucumbían a las garras del poderoso líquido transparente. Allí se podían ver flotadores, gafas de bucear, biquinis, bañadores, chanclas, un gorro de ducha, alguna toalla empapada, los tubos de respiración que llevan los buzos, … como si la playa no estuviera a 300 kilómetros y en Vallecas se estuviera librando una verdadera batalla naval. En definitiva, una fiesta «lúdica, utópica, y reivindicativa», tal y como señalan los organizadores, la Cofradía Marinera de Vallecas, en un día en el que hubo mucha diversión y mucha agua, y la sensación de un sentimiento que se repite en estos 28 años de tradición: «Vallekas, puerto de mar».
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