Represión en Venezuela
Antonieta Mendoza: «Mi hijo me confesó que por primera vez conoció la maldad»
Antonieta Mendoza, la madre de Leopoldo López, muestra la misma energía que su hijo. Los tres y años y medio de cárcel han dejado cicatrices en el líder opositor, pero también han forjado una nueva figura capaz de hacer frente al presidente Nicolás Maduro. «En primer lugar quiero dar las gracias a LA RAZÓN por todo el apoyo demostrado durante este tiempo. Fue muy duro, primero por ver a tu hijo encarcelado injustamente, después de un proceso armado que le condenó a 14 años de cárcel. Verle además en una prisión militar, separado de sus hijos, que han crecido mucho. A una madre y una abuela eso le desgarra el corazón. Cuando veo ahora a Leopoldo en su casa me siento tan orgullosa». «Nunca lo pudieron doblegar pese a que violaron todos sus derechos, sufrió todo tipo de torturas y Leopoldo, gracias a la fortaleza espiritual que tiene, no se doblegó, ni perdió su entrenamiento físico», nos comenta.
«Han pasado muchas cosas: más de cien días de resistencia y 91 muertos, la mitad ‘‘chamos’’ [chicos] menores de edad. Es triste, pero necesario. Esto nos llevará a una transición y aún quedan muchos presos políticos», lamenta Antonieta.
Le preguntamos cómo fueron las primeras horas con López en casa. Su madre sonríe recordando que «yo lo vi el mismo sábado, me llamó por teléfono, le di un abrazo muy fuerte, fue una sensación muy especial en un sitio de reclusión distinto. Yo creo que nos abrazamos tan duro que ni me acuerdo qué dije, lloramos los dos». «Yo todas las noches me acostaba con miedo por su integridad física. En esa torre con cuatro custodios y procesos muy largos de aislamiento...», relata.
«Ahora lo primero es estar con sus hijos. Los hijos no acaban de entender que su papá está en la casa. Su hijo Santiago tenía un año cuando se lo llevaron, no se acuerda. Le preguntó el otro día: ‘¿Cómo era yo cuando entraste en la cárcel?’. Manuela tenía cuatro años y está que tampoco se despega. López tiene un loro y juegan con él, le enseñan palabras», relata.
Sobre su estado físico, Antonieta explica que «perdió seis kilos en este último proceso de aislamiento. No podía cocinar lo que le traíamos, le obligaron a comer la comida del penal y se intoxicó con diarreas. No le permitieron que su médico lo viera». La madre del disidente aclara a qué se dedicará López ahora. «Leopoldo ya se ha reunido con sus compañeros de partido. Hay 21 presos políticos de Voluntad Popular, hay diez exiliados, ya está trabajando. Tiene un grillete digital, no puede tener interacción directa con los medios, sólo por carta o redes sociales». «Mi hijo ya ha dicho que seguirá pidiendo movilizaciones en las calles pese al riesgo de que vuelva a la cárcel, como le pasó al alcalde Ceballos. Hay 432 presos políticos todavía», recuerda.
Cuando le preguntamos si ve a su hijo presidente, responde: «Este primer paso es un gesto. Esta situación es insostenible. Nos merecemos un país en paz. Primero tenemos que cambiar el régimen y, si hay elecciones, veremos si lo eligen los venezolanos». «Como madre, no lo vi tocado psicológicamente. Cuando lo escuchaba hablar, me quedaba impresionada. Ha salido más fuerte mentalmente, más formado, hasta se diplomó en Historia Contemporánea de Venezuela», concluye Antonia, que recuerda que su hijo le confesó que «por primera vez conoció la maldad».
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