Nuevo pontífice

Guerra comercial
La Comisión Europea sigue enseñando los dientes. A pesar de que mantiene su mano tendida a negociar con Washington para evitar un recrudecimiento de la guerra comercial, este jueves ha presentado una propuesta para una segunda ronda de represalias valoradas en casi alrededor de 100.000 millones de euros. Se trata de estar preparado si estos contactos acaban fracasando. Además, Bruselas también ha dado el primer paso para denunciar a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio.
Esta nueva lista que el Ejecutivo comunitario quiere gravar afectan a exportaciones estadounidenses valoradas en 95.000 millones de euros, desde productos agrícolas a industriales. Además, Bruselas también baraja imponer restricciones a las exportaciones europeas de chatarra y productos químicos, valoradas en 4.400 millones de euros.
El pasado 9 de marzo la Casa Blanca anunció por sorpresa una pausa de 90 días a las subidas arancelarias del 20% a todos los productos en el caso de la Unión Europea, aunque permanecen los incrementos del 10% generalizados, el 25% a los coches y el 25% al aluminio y al acero. La UE decidió responder a este anuncio con una rama de olivo y dio luz verde a que no entraran en vigor las medidas arancelarias que había aprobado el día anterior, como respuesta a los incrementos al acero y al aluminio valoradas en 21.000 millones de euros
En el caso de que fueran efectivas finalmente las dos listas, el golpe europeo a Estados Unidos ascendería a 116.000 millones de euros, muy lejos de las subidas arancelarias impuestas a la UE que llegan, según los propios cálculos de Bruselas, a 360.000 millones de euros
El Ejecutivo comunitario explica que estas medidas tienen como objetivo “reequilibrar” la situación comercial entre los dos bloques y de ahí la necesidad de ser prudentes y no tensionar aún más la situación. “No se trata de responder dólar a dólar o euro a euro”, explica un alto cargo comunitario”. Fruto de este espíritu de diálogo, las mismas fuentes aseguran que se ha descartado incluir en esta segunda propuesta los medicamentos o los semiconductores, a pesar de que Washington ha amenazado con golpear estas exportaciones europeas.
En la propuesta que ahora tiene que ser negociada con las capitales europeas hasta el 10 de junio están incluidos 10.500 millones de euros en aviones y componentes aeronáuticos (incluido Boeing), 12.00 millones en automóviles y sus componentes, 12.900 en productos químicos y plásticos (excluidos medicamentos) y 6.400 en productos agroalimentarios, incluidas bebida alcohólicas como el whisky bourbon que finalmente fue retirado de la lista anterior.
En un comunicado emitido este jueves, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha asegurado que “las tarifas ya están teniendo un impacto negativo en las economías globales. La UE se mantiene completamente comprometida a encontrar soluciones negociadas con Estados Unidos. Creemos que hay buenos acuerdos para beneficiar a los consumidores y empresas de ambos lados del Atlántico. A la vez, continuamos preparándonos para todas las posibilidades y la consulta lanzada hoy nos guiará en este trabajo”.
La Comisión Europea no ha querido desvelar sus cartas sobre cuál va a ser su estrategia negociadora. Aunque Bruselas ya ofreció un acuerdo de tarifas 0 recíprocas en bienes industriales el mes de febrero, esto no fue suficiente para detener la guerra comercial. Washington está presionando para que Bruselas no cobre el IVA y modifique su legislación ambiental y sanitaria. Unas peticiones que ahora mismo parecen imposibles de conseguir.
Por parte europea, también continúa vigente la propuesta de comprar más gas licuado a Estados Unidos. Precisamente esta misma semana el Ejecutivo comunitario ha propuesto terminar completamente con todas las importaciones de gas ruso a la UE a finales de 2027. En 2024, la UE pagó a Moscú 23.000 millones de euros en importaciones energéticas con las que el Kremlim financia su mortífera maquinaria de guerra. Bruselas quiere terminar a finales de este año con todos los contratos de corta duración ( un tercio del total) y cancelar el resto para finales de 2027, sin que las empresas se vean penalizadas. Esto posibilitaría sustituir las importaciones rusas por las estadounidenses.
Sobre la posibilidad de castigar a los servicios estadounidenses y poner en marcha el denominado mecanismo anticoerción, las fuentes antes citadas recuerdan que “todas las opciones siguen sobre la mesa”, si bien ahora mismo Bruselas está centrada en negociar esta segunda lista de represalias.
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