Unión Europea
Cameron se jugará su futuro y el de Reino Unido el 23 de junio
El «premier» británico convoca para ese día el referéndum de permanencia en la UE con la mitad de su partido y del electorado en contra. Cinco de sus ministros apostaron ayer por el «Brexit».
El «premier» británico convoca para ese día el referéndum de permanencia en la UE con la mitad de su partido y del electorado en contra. Cinco de sus ministros apostaron ayer por el «Brexit».
El histórico referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea ya tiene fecha. Será el próximo 23 de junio cuando los británicos depositen su papeleta y hagan finalmente frente un problema que durante décadas ha venido protagonizando los debates de Westminster. La última vez que se pronunciaron respecto a su relación con Bruselas fue en 1975, cuando decidieron continuar formando parte de la entonces llamada Comunidad Económica Europea (CEE). Pero ahora el club comunitario se ha convertido en algo muy diferente y en la calle siempre se ha visto con recelo cualquier paso en falso que pudiera minar la soberanía nacional.
Tras dos días de intensas negociaciones con el resto de líderes europeos, el «premier» David Cameron anunció ayer la fecha en un discurso a las puertas de Downing Street, donde recalcó que abandonar Europa «amenazaría la economía y la seguridad nacional». «No amo Bruselas, amo a Reino Unido, y soy el primero en decir que todavía se necesita mejorar y que la tarea de reformar Europa no acaba con el acuerdo del del viernes por la noche», matizó.
Durante su intervención, que dio el pistoletazo de salida a la campaña de cara a la consulta, el líder «tory» señaló que se había conseguido para el país un «estatus especial» y advirtió de que romper los lazos con el continente sería «un salto hacia la oscuridad». «La decisión afecta hasta lo más hondo al tipo de país que queremos ser y al futuro que queremos para nuestros hijos. Se trata de decidir cómo vamos a comerciar con los países vecinos, cómo creamos empleos, prosperidad y seguridad financiera para nuestras familias», sostuvo. «Somos Reino Unido y podemos lograr grandes cosas, ésa no es la cuestión en este referéndum. La cuestión es: ¿estaremos mejor trabajando dentro de una Europa reformada o estaremos mejor por nuestra cuenta? La decisión está en vuestras manos, pero mi recomendación está clara, creo que Reino Unido será más seguro, más fuerte y mejor dentro de la UE», afirmó.
Su discurso tuvo lugar después de una reunión de dos horas con su gabinete. La última vez que un equipo de Gobierno se reunió en sábado fue en 1982, cuando Argentina invadió las islas Malvinas. El escenario, por lo tanto, evidencia el momento histórico que vive el país. Pero aunque Cameron haya conseguido el acuerdo en Bruselas, ahora es realmente cuando llega el reto más complicado: convencer a sus propias filas y al electorado de que es mejor quedarse en el club.
La cuestión europea divide completamente al Partido Conservador. El «premier» confirmó que la postura oficial del Ejecutivo será la de defender la continuidad en «una Europa reformada», pero hasta cinco miembros del Ejecutivo harán campaña por el Brexit. No incumplen ninguna regla, ya que Cameron les dio en enero libertad para defender su opinión.
Así, minutos después de que el «premier» anunciara la fecha del plebiscito, el titular de Justicia, Michael Gove, afirmó en un comunicado que abandonar el bloque aseguraba al país un «futuro mejor». El ministro de Trabajo y Pensiones, Iain Duncan Smith; la responsable para Irlanda del Norte, Theresa Villiers; el titular de Cultura, Medios y Deportes, John Wittingdale, y el líder de la Cámara de los Comunes, Chris Grayling, también confirmaron su oposición a la línea oficial.
Al cierre de esta edición, quien aún no se había pronunciado era Boris Johnson. El excéntrico alcalde de Londres, y uno de los candidatos a suceder a Cameron como líder de los conservadores, es uno de los políticos más populares y su postura podría ser determinante para los indecisos, que, a día de hoy, representan alrededor del 30% en los sondeos que dan una ligera ventaja a los que defienden la permanencia.
Pese a que los ministros cuentan con libertad para pedir el voto por el temido Brexit, desde Downing Street se les ha pedido que no trabajen conjuntamente con la campaña Leave EU (Salir de la UE), que cuenta con Nigel Farage, líder del euroescéptico UKIP. Precisamente fue por el resurgimiento de este partido –vencedor en las europeas y tercera fuerza en las generales de mayo– por lo que este referéndum tiene lugar, ya que los «tories» más euroescépticos presionaron a Cameron para que lo convocara. Farage calificó ayer el acuerdo alcanzado con el resto de líderes europeos de «patético». «Debemos abandonar la UE, tomar el control de nuestras fronteras, gobernar nuestro propio país y dejar de entregar 55 millones de libras (72 millones de euros) cada día a Bruselas», señaló. Por su parte, Jeremy Corbyn, líder de la oposición laborista, subrayó que las negociaciones con Bruselas habían sido mero «espectáculo teatral», pero que la gran mayoría de su partido defenderá la permanencia en el bloque.
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