Estados Unidos

Desmontar a Obama

El Congreso se prepara para revocar el legado del líder demócrata.. El presidente pronunciará su último discuro el 10 de enero en Chicago

Barack Obama, acompañado por su familia, desciende del Air Force One en la base de Andrews
Barack Obama, acompañado por su familia, desciende del Air Force One en la base de Andrewslarazon

El Congreso se prepara para revocar el legado del líder demócrata. El presidente pronunciará su último discuro el 10 de enero en Chicago

La noche del 4 de noviembre de 2008, en el Parque Grant de Chicago, delante de 250.000 personas, Barack Obama arrancó su discurso de la victoria preguntándose si «todavía alguien duda de que América es un lugar donde todas las cosas son posibles». Ocho años más tarde, Donald Trump añadió un nuevo significado a aquellas palabras y Obama anuncia que el 10 de enero volverá a Chicago, a la explanada del parque Grant, para ofrecer su último mitin. «Estoy empezando a escribir mi discurso», dijo ayer, «y lo veo como una oportunidad para darte las gracias por esta maravillosa aventura, para celebrar las formas en las que has contribuido a cambiar este país para mejor durante los últimos ocho años y ofrecer reflexionar sobre el futuro».

Pero mientras el presidente dice adiós, el Congreso ya prepara una batería de medidas para revocar buena parte de su legado. El objetivo primordial es liquidar el «Obamacare», pero la mayoría republicana no lo tendrá fácil. Casi 10 millones de ciudadanos han obtenido un seguro médico gracias al programa. Más importante todavía: ni la inminente Administración Trump ni los principales líderes republicanos han presentado nada que pueda considerarse una alternativa.

«Tienen una oportunidad de oro», le ha explicado al «New York Times» Trent Lott, antiguo líder de la mayoría republicana en el Senado, «pero el peligro», toda vez que controlan la Casa Blanca, el Senado y el Congreso, «es pasarte de largo». Como explica la reportera del «Times» Jennifer Steinhauer, nadie olvida que en apenas dos años hay en juego decenas de escaños en las Cámaras. Cualquier movimiento en falso podría alterar sustancialmente la segunda parte de la legislatura. De ahí que Steinhauer y otros analistas pronostiquen que, en el caso de la reforma sanitaria, es muy posible que los acontecimientos se desarrollen a cámara lenta.

Las cosas están más claras en las políticas medioambientales, donde los republicanos esperan tumbar muchos de los controles de los últimos años. Y hablando de desregularizaciones, la mayoría republicana está firmemente comprometida con la idea de allanar el camino de los inversores y empresarios, así como con la posibilidad de conseguir que los demócratas apoyen el ambicioso plan de inversiones en las infraestructuras públicas prometido por el presidente electo.

Decisiva será la designación del nuevo juez del Supremo, vacante desde la muerte en febrero del magistrado Antohny Scalia. En una maniobra inusitada, los republicanos se negaron siquiera a discutir al candidato propuesto por Obama, Merrick Garland. Para cuando Trump consiga sacar adelante a su pretendiente, no antes de marzo, la máxima autoridad judicial de EE UU habrá soportado una vacante casi un año. El profesor de derecho Edward Fallone ha declarado a «The Guardian» que el nombramiento será la forma con la que Trump podría garantizarse el apoyo de su electorado, especialmente «si luego adopta compromisos, por ejemplo en la inmigración».

Tampoco conviene olvidar los cambios sustanciales que el presidente electo ha prometido en campos tan dispares como la economía, que pasaría de abrazar los principales enunciados de la globalización a adoptar una suerte de neoproteccionismo, las relaciones con Israel, la renegociación del tratado nuclear con Irán o las relaciones con China, Rusia, la UE y la OTAN.