Riad
El régimen de Asad bombardea suelo iraquí
Al Maliki «aplaude» el apoyo de Siria contra los yihadistas.. El Parlamento se reunirá el 1 de julio para formar Gobierno.
Los enfrentamientos sobre terreno iraquí continúan y los países vecinos empiezan a mover ficha. Ayer fue Siria la que decidió entrar de lleno en el conflicto. La otra potencia regional aliada de Nuri Al Maliki es el renqueante régimen de Damasco que, a pesar de estar exhausto de luchar tras cerca de tres años de guerra en Siria, ha enviado los primeros cazas para atacar posiciones de los yihadistas en suelo iraquí, como reconoció ayer el primer ministro iraquí. Al Maliki confirmó los bombardeos a la cadena británica BBC, ataques que se habrían producido el martes en los alrededores de la ciudad de Al Qaim. El líder chií dijo que Damasco había actuado sin su consentimiento. A pesar de ello, «aplaudió» cualquier ataque que se lleve a cabo contra los yihadistas que tratan de llegar a Bagdad.
También informó de que ha decidido comprar cazas rusos debido a que Washington no ha respondido a su petición de adquirir los F-16. Estos bombardeos del régimen de Damasco en la zona fronteriza de Qaim causaron cerca de un centenar de víctimas civiles. La lucha del Gobierno central contra los insurgentes suníes en el norte de Irak ha provocado ya un millar de muertos, advirtió ayer la ONU en un comunicado.
La maquinaria de la diplomacia internacional está trabajando a pleno rendimiento para alcanzar un compromiso con las potencias árabes y evitar un conflicto regional entre suníes y chiíes. Las potencias chiíes se han posicionado al lado de Al Maliki y están apoyando militarmente al Gobierno de Bagdad. Soldados de la Guardia Revolucionaria de Irán están asesorando a las Fuerzas de Seguridad iraquíes, además de haber desplegado tropas en la frontera para defender las ciudades santas del chiísmo en Irak como Samarra. Teherán también ha enviado aviones no tripulados a Bagdad. Para ser más precisos, Irán está enviando drones «Ababil» desde el aeropuerto de Al Rashid en Bagdad para realizar labores de vigilancia y recabar información sobre los yihadistas y sus movimientos, según han confirmado fuentes de inteligencia de Estados Unidos. Al mismo tiempo, Washington ha puesto en marcha un despliegue que incluye entre 30 y 35 vuelos de vigilancia y espionaje diarios sobre Irak con cazas F-18, turbohélices P-3 y drones, según ha informado el Pentágono.
La insurrección suní, como se le ha llamado a la actual crisis en Irak, cuenta también con aliados dentro y fuera del país árabe. Las monarquías suníes, con Qatar y Arabia Saudí a la cabeza, que han apoyado a los rebeldes sirios, también están haciendo lo mismo en Irak. A nadie le sorprende a estas alturas que el factor sectario-religioso sea el motor de estas rebeliones árabes. Las luchas de poder regional han provocado la actual desestabilización de Oriente Medio. Consciente de esta realidad, el jefe de la diplomacia de Estados Unidos viajará mañana a Riad para entrevistarse con su homólogo saudí. Kerry quiere presionar a todos los actores regionales para que se detenga la guerra en Irak. Desde Washington insisten en la necesidad de formar un Gobierno de unidad en el que estén incluidos suníes, chiíes y kurdos, a pesar de la negativa del primer ministro. La comunidad internacional no se va a rendir tan fácilmente y seguirá presionando al primer ministro Al Maliki hasta que se convenza de que la única solución pasa por el consenso tribal.
El proceso para nombrar el nuevo Ejecutivo iraquí comenzará el próximo martes 1 de julio, fecha en la que se ha convocado la primera reunión del Parlamento, en la que está prevista la elección de su presidente y en la que podría nombrarse también al nuevo jefe del Estado, que sustituirá al kurdo Yalal Talabani.
Primero fue el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, el que viajó a Bagdad para convencer a Al Maliki, y ayer le tocó el turno al ministro de Exteriores de Reino Unido, William Hague. La prioridad de Irak debe ser «la formación de un Gobierno inclusivo que pueda gestionar el apoyo a todo el pueblo iraquí y trabajar para detener al Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL)», declaró Hague en una rueda de prensa en la capital iraquí. Reino Unido ha ofrecido más apoyo diplomático, humanitario y de lucha antiterrorista, después de que enviase días atrás una ayuda de emergencia de unos 6,5 millones de euros a Irak. El «premier» iraquí, que sigue haciendo oídos sordos a las peticiones internacionales, abogó ayer por seguir dos vías paralelas, la militar y la política, para solucionar la crisis en su país. «Hay que apostar por el trabajo civil y las operaciones militares contra los terroristas; y por el seguimiento del proceso político con la celebración de una reunión del Parlamento para elegir a su presidente y formar un Gobierno», sostuvo Al Maliki.
La formación de un Ejecutivo de unidad en Irak recibió el respaldo del destacado clérigo radical chií Muqtada al Sader, que pidió que se acelere su formación con todos los sectores del pueblo iraquí. «El Gobierno debe comprometerse a responder a las demandas pacíficas y legítimas de los suníes moderados que han sufrido la marginación y exclusión», alentó el clérigo chií. Al Sader pidió a suníes y chiíes que condenen conjuntamente a las organizaciones terroristas de ambos grupos, al advertir de que no se puede incluir en un diálogo a yihadistas y miembros del partido Baaz (del ex dictador Sadam Husein), porque «son repudiados por todos». También hizo referencia a las potencias extranjeras, que están interviniendo en la solución del conflicto y un papel negativo que están jugando en Irak. «Los sectores externos, especialmente la fuerza de ocupación [estadounidense] y países de la región, deben dejar de intervenir en los asuntos internos de nuestro país», añadió el clérigo chií.
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