Represión en Venezuela
Emili J. Blasco: «La corrupción del chavismo es inimaginable»
Entrevista al autor del libro «Bumerán Chávez».
A «los incrédulos» que siguen creyendo que el chavismo acabó con la pobreza en Venezuela y a los que piensan que el sistema político de este país es una democracia plena: a todos ellos les dedica el periodista Emili J. Blasco su libro «Bumerán Chávez: Los fraudes que llevaron al colapso de Venezuela», publicado por Amazon (en papel y en digital). Blasco, corresponsal del periódico «ABC» en Washington, ha firmado una serie de primicias sobre Venezuela desde 2012, cuando desveló información confidencial sobre el cáncer de Chávez.
La más reciente es de este año y se refiere a la deserción en EE UU de Leamsy Salazar, escolta del número dos chavista, Diosdado Cabello, a quien acusa de liderar el cártel de los Soles, integrado por militares venezolanos, un vínculo que viene de lejos: «Chávez era una figura central en ese entramado, aunque no llevara el día a día, pero sí era el supervisor. Otros testimonios apuntan a Cabello como el máximo jefe de ese entramado», explica Blasco. No obstante, considera que «la persona que más se ha enriquecido es Rafael Ramírez, que fue presidente de PDVSA, la petrolera estatal. La corrupción es inimaginable». A través de esta compañía se habrían blanqueado hasta 16.000 millones de dólares del narcotráfico, según Blasco.
La visión que ofrece del chavismo es la de un Gobierno «construido sobre la mentira», lastrado por la corrupción, la ineptitud, el despilfarro y ansioso por el control de todos los órganos del Estado. Son temas de los que muchos han escrito en los últimos años; sin embargo, Blasco aporta datos nuevos y testimonios de primera mano. A su juicio, «parte del deterioro económico actual de Venezuela se debe al dinero que Chávez volcó en la campaña electoral de 2012». El periodista considera que el gasto social de Chávez no se ha traducido en mejores cifras en cuanto a pobreza: «Fue un gasto muy electoralista, no quería cambiar estructuras, sino pura beneficencia».
El libro ofrece nuevas revelaciones sobre «el robo de las elecciones» de 2013, cuando Nicolás Maduro ganó con un margen estrecho a Henrique Capriles. Al parecer, dirigentes chavistas reconocieron en EE UU que añadieron 350.000 votos y que el chavismo contaba con dos millones de sufragios de margen de seguridad: «La mayoría eran identidades falsas», sostiene. Blasco asegura que el Gobierno posee un sistema informático paralelo que le permite conocer el sentido de la votación.
También desentraña los métodos del Gobierno para asegurarse el control de las instituciones del Estado frente a la oposición, y cita como ejemplo el hecho de que los rivales políticos no tienen acceso al censo electoral: «Chávez nunca pretendió que le votaran las clases ricas ni toda la población, sino la mitad del electorado, y para eso quiso asegurarse el voto de unos diez millones de personas, más de la mitad del censo».
El periodista afirma que Venezuela está viviendo un momento de impasse a la espera de las elecciones parlamentarias a finales de año, en las que no duda al afirmar que «habrá trampa». A su juicio, la oposición debería pedir cambios para asegurar «cierta transparencia, como un sistema de votación manual, el recuento de todos los votos y no sólo de unas cuantas urnas y el acceso al censo». Pase lo que pase, Blasco no atisba un desmoronamiento del régimen: «Puede que haya un recambio, que se ponga a otro que no sea Maduro, pero no veo una transición con la oposición compartiendo el poder».
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