Dinamarca
La extrema derecha de Thulesen se hace fuerte en la Cámara
Dictará la línea del nuevo Gobierno danés tras ser el segundo partido más votado
«La campaña ha demostrado que somos un partido que los demás no pueden ignorar. Somos un partido para tomar muy en serio». Quien habla así es Kristian Thulesen Dahl, el nuevo hombre fuerte de la política danesa tras convertir a la derecha antiinmigración y euorófoba en el segundo partido más votado del país nórdico, con el 21,1% de los sufragios. Pese a su éxito, Thulesen no ambiciona ser primer ministro, sino que prefiere apoyar al liberal Lars Lokke Rasmussen, que cosechó su peor resultado desde 1990. «Preferimos influir y que otros ocupen los cargos, a ocupar los cargos y que otros dicten nuestra política», explica Thulesen Dahl. Desde su fundación en 1995, el Partido Popular Danés (DF) no ha dejado de crecer elección tras elección enarbolando la defensa de los sectores más vulnerables de la sociedad frente a los inmigrantes y Bruselas. Tercer partido del Parlamento desde 2001, apoyó al Gobierno liberal conservador durante la década siguiente a cambio de endurecer las políticas migratorias. Tras hacerse con las riendas del partido en 2012, Thulesen Dahl ha logrado limar la imagen extremista para acercarse a un electorado más joven, formado y de clase media.
Los analistas políticos coinciden en que la participación de los populistas en el nuevo Gobierno no causará ningún terremoto político y contribuirá a rebajar su perfil antiinmigración. Según Peter Nedergaard, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Copenhague, «existe una idea equivocada en la Prensa internacional sobre el DF. Es visto como un partido de extrema derecha, xenófobo y racista, lo que no es cierto, pero si uno revisa sus políticas cotidianas, es más bien moderado». La maquinaria para formar un nuevo Ejecutivo arrancó ayer con la visita de la primera ministra, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt, al palacio de Amalienborg para presentar su dimisión a la reina Margarita II. Horas después, Rasmussen fue llamado a iniciar las negociaciones para formar Gobierno. A través de Facebook, el líder liberal reconoció que «nos esperan negociaciones difíciles». Si bien resultará fácil que ambos partidos de derechas se pongan de acuerdo en cómo reducir las ayudas sociales a los inmigrantes que no trabajen o los refugiados que entran en Dinamarca, no pasará lo mismo con la agenda económica. Mientras que el programa electoral de Rasmussen prometía congelar el gasto público y bajar los impuestos, el DF defiende justo lo contrario. «Los liberales saben bien que, con nosotros, el crecimiento cero no es ni siquiera una opción», advierte Thulesen. Ni decir tiene que Europa será otro punto de fricción dada la intención de los populistas de convocar en Dinamarca un referéndum sobre la permanencia en la UE.
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