Un economista liderará la transición en Egipto

El exministro de Finanzas Hazem el Beblawi, nuevo primer ministro, y ElBaradei, vicepresidente

Después de muchos rumores, falsos anuncios y desmentidos, ayer se conoció finalmente el nombre del nuevo primer ministro egipcio, que será el encargado de formar y guiar un Gabinete de unidad nacional. El hombre elegido para esta misión casi imposible es Hazem el Beblauy, veterano economista liberal, que ha obtenido el apoyo de todas las fuerzas políticas, aunque no despierte mucho entusiasmo. El favorito para ocupar el cargo, el Nobel de la Paz Mohamed el Baradei, finalmente ha sido nombrado vicepresidente para Relaciones Exteriores tras el rechazo del partido salafista Al Nur.

El Beblauy tiene casi 80 años y no representa el movimiento de protesta. El no tener afiliaciones políticas marcadas le ha convertido en el único candidato «neutral» aceptable, después de que se barajaran otros economistas que tenían el historial «manchado». Fue ministro de Finanzas después de la revolución del 2011, cuando Egipto estaba gobernado por la Junta Militar, con la que tuvo algún encontronazo. El Beblauy dimitió tras la masacre de más de 25 cristianos coptos a manos del Ejército en octubre de 2011.

Su nominación ha decepcionado a los jóvenes que estuvieron en el origen de la revuelta contra Mohamed Mursi, como el Frente 30 de Junio, organizador de las protestas que llevaron a su destitución hace una semana. «Nuestra opción era Mohamed el Baradei, y aunque entendemos que es necesario un consenso entre todas las fuerzas políticas, no podemos ceder ante las exigencias algunos grupos, como el partido Al Nur», dice a LA RAZÓN Ahmed Hawary, portavoz del Frente. «Ahora mismo nuestra principal preocupación no es la nominación del señor El Beblauy, sino que el primer ministro tenga pocos poderes», añade. Con todo, el nuevo «premier» tendió la mano a los Hermanos Musulmanes y les invitó a sumarse al Gobierno.

El presidente interino, Adly Mansur, emitió una declaración constitucional la pasada madrugada que ha causado dudas y recelos. También el movimiento Tamarrud (rebelión en árabe), que es considerado el artífice del derrocamiento de Mursi, calificó la declaración de «dictatorial», porque concentra todos los poderes en manos del presidente, y un «paso atrás para la revolución». Desde el Frente, Hawary aseguró a este diario que presentarán una queja ante Mansur para que la declaración sea modificada, al igual que anunció el movimiento Tamarrud que haría.

Por su parte, el Ejército, que se ha erigido como padrino del proceso de transición, advirtió de que la declaración constitucional debe ser respetada por todos los egipcios, ya que garantiza la construcción del nuevo orden post-Mursi «de forma firme y transparente». «El camino está claro y decidido», dijo el Ejército en un comunicado poco después de que fuera nombrado el nuevo primer ministro.

El Ejército está supervisando y dando su aprobación a todas las decisiones del presidente Mansur, que se está encontrando con dificultades y desacuerdos a cada paso. Aun así, el presidente interino está actuando con rapidez, demasiada para algunos: la declaración constitucional podría ser muy ajustada y casi imposible de llevar a cabo en las actuales circunstancias. La «hoja de ruta» establece que tiene que enmendarse la Constitución de 2012 –redactada y aprobada por los islamistas en solitario– en un plazo de cuatro meses, lo que resulta apresurado por lo complejidad de las enmiendas y, además, éstas serían introducidas por las autoridades transitorias y no las nuevas elegidas democráticamente por el pueblo. Las elecciones parlamentarias tendrán que celebrarse dos semanas después de que la Constitución quede aprobada en referéndum, lo cual se calcula que podría ser en un plazo de seis meses aproximadamente. Las legislativas se celebrarán antes de las presidenciales, a diferencia de lo que se dijo en un principio. Éstas tienen que ser convocadas cuando quede formado el Parlamento. En un país tan grande como Egipto, parece utópico pensar que la «hoja de ruta» se podrá cumplir y que el resultado satisfaga a todos.