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Y Marta Ortega conquistó Hollywood

«Algunos íntimos de Amancio andan despistados por el cambio que esta estrategia publicitaria de su hija supone para él»

«Boquiabiertos dejó a todos Marta compitiendo en los Oscar bien amarrada a Torreta»
«Boquiabiertos dejó a todos Marta compitiendo en los Oscar bien amarrada a Torreta»larazon

«Algunos íntimos de Amancio andan despistados por el cambio que esta estrategia publicitaria de su hija supone para él».

Boquiabiertas las dejó y en eso andan jorobadas, tras la portada de Marta Ortega compitiendo en los Oscar bien amarrada a Carlos Torreta. Son una pareja de cine, galanes de nueva ola y solo les faltaba esa confirmación en la que fuera meca de nuestros sueños, donde de lo mejor fueron las superproducciones Bronston, filmadas en una España muy barata ante el dólar, y los ciclos de cine negro que marcaron época, estilo y nueva forma de crear entre los 40 y los 50 largos. Películas que quedaron en la historia, hoy atesorado repaso de coleccionistas, ávidos de revivir lo más hondo de aquel superado séptimo arte. Es lo que ahora también pretenden las sorprendidas vecindonas de turno ante el sencillo traje negro de la más rica de Europa, hija de la infatigable Flora y de Amancio, el inventor de Zara, marca coruñesa universalizada que no precisaba de ese acreditarse en Beverly Hills.

Óptima maniobra empresarial, aunque los Estados Unidos –y tan unidos, tomemos ejemplo– son terreno nuevo para don Amancio, quien desde hace cinco años o así –no llevo la cuenta de sus inauguraciones, salvo cuando invitaban a la prensa– tiene dos tiendas en zona clave de la Quinta Avenida, la primera en un esquinazo con la mítica calle 42, que tampoco es lo que fue, aunque el alcalde Rudolph Giuliani –que Nueva York añora como Madrid a Ana Botella, qué cosas dicen de Carmena– lo elevó de lo degradado que estaba. Recuerdo estar en uno de sus antros, acompañado por la periodista Eva Orúe, cuando vimos entrar en uno de los reservados de puertas batientes nada menos que a un divo de primera cuyo nombre guardaré. Gustaba del morbo y los encuentros a hurtadillas, sexo secreto deprisa y corriendo. Nos queríamos morir. Como las puertas no llegaban al suelo, veíamos las posturas y a veces permitían suponer más de lo que sucedía. Que parecía explícito. Hoy la 42 es una aburguesada calle con esa leyenda tan peliculera como si se tratase de un filme de James Stewart o Spencer Tracy.

Repetir experiencia

Sin hacer cine, Marta Ortega –a cuyos cumpleaños coruñeses en el Playa Club del herculino Riazor me invitó más de un año– en Hollywood fue la imagen juvenil y emprendedora de Zara. Vendieron a la vez firma, estilazo y se aseguran repetir experiencia con la marca gallega ya universal como nadie pudo soñar cuando los Ortega empezaron cosiendo batas de boatiné, estilo tan años 60, que luego vendían en «La gloria de las medias» o en «Maja», de la calle San Andrés. Les pareció prenda ideal para la humedad coruñesa... y de ahí a Hollywood. Se forraron.

Recelan algunos colaboradores del empresario por lo de Marta y Torretta. Siguen viento en popa desde que ella dejó su soleado cuarto piso de El Parrote coruñés, frente a la Dársena, por seguir a su amor. Íntimos de Amancio, entre los que ya no cuenta a su sobrino político Juan Carlos García, su mano derecha en la primera andadura, andan despistados por el cambio que esta experiencia publicitaria supone conociendo su humildad y ganas de pasar desapercibido. No se lo explican. Rompe esquemas anteriores. Son los que aconsejaron bajos precios, ahora algo mas caros y mayor calidad, para este producto actualmente tan «made in Spain».

Mujeres espectaculares

Jane Fonda, de blanco impoluto, fue ejemplo señorial y contenido de saber lucir sus increíbles 80 años enmarcados en juvenil melena corta peinada hacia atrás, prueba evidente de que los mitos no envejecen, tal la casi discreta Helen Mirren, en azul, igual que Nicole Kidman, en Armani Privé descotado con delantera formando corazón como de otro tiempo, con esas puntas redondeadas y falda con raja hasta la cintura, en estilo opuesto al diseño rosa de la estupenda Saoirse Ronan –con solo 23 años ya aspiró tres años a la estatuilla–, cuya espalda Calvin Klein se cerraba con enorme lazada que sobrepasaba la cintura de escote palabra de honor. Algo majestuoso que enarcó cejas por su espectacularidad tras oírle anunciar que empieza serie televisiva, mal augurio para un estrellón que se cree sexy.

Más románticas y llenas de lazos fueron Mira Sorvino, Salma Hayek, hasta con puntillas conformándole delantera, yAshley Judd. Meryl Streep, nominada en 21 ocasiones, realzó su calidad sin joyones con cuello pico en traje rojo, color también exhibido por Sofía Carson y Allison Janney. La nota exótica fueron las contrastadoras mallas doradas de Lupita Nyong’o; la más exuberante en coloreados fue la descacharrante Whoopi Goldberg y la que más se rió de sí misma fue Rita Moreno al repetir el modelo de falda con enormes medallones dorados estrenado en 1962 –¡hace mas de medio siglo!– para recibir su Oscar por «West Side Story». Lo bueno no envejece.