Sevilla
Luis Alberto de Cuenca: «La poesía y el rock tienen mucho que decirse»
Acaba de publicar «Abre todas las puertas», la poética moral de un autor ineludible
Ha estado recientemente en Sevilla presentando la última de sus antologías, «Abre todas las puertas», un poemario editado por Renacimiento que recoge parte de su producción escrita entre los años 1972 y 2014. Victoria León se ha encargado de esta selección y prologa un libro que quiere mostrar la faceta moral de la lírica de una de las voces más importes del panorama literario español de los últimos 30 años. Su voz atiende con timbre juvenil y jubilosa.
–¿»Abre todas las puertas» es un imperativo o una afirmación?
–Nunca es un imperativo, siempre es una afirmación. No me gusta emplear imperativos en la poesía, simplemente es un consejo porque nunca es bueno que haya una puerta sin abrir de tu mente y de tu imaginación. Siempre es bueno abrir puertas.
–¿Está satisfecho con esta antología?
–Sí, es muy valiosa porque la labor de la antóloga es especialmente atractiva, ya que tiene muchas horas de trabajo. Sobre todo porque tiene un concepto, una idea, tiene una armazón, no aparece nada gratuito, lo que es muy recomendable a la hora de hacer una antología. Todo es totalmente trabajado y reflexionado. Es una antología de poesía moral según el concepto que de esto tiene la antóloga, yo no me he metido ahí en nada. Lo que pasa es que se ha preferido no llamarla así, pero en el prólogo queda bien claro.
–¿La antóloga ve más cosas que el poeta?
–Yo creo que los lectores buenos, y la antóloga es una lectora estupenda, siempre ven más cosas que el poeta. Te descubren aspectos que estaban sumergidos en el subconsciente pero que afloran cuando los demás hablan de ti. Los demás siempre te dan pistas para conocerte, lo he dicho yo en algún poema y es verdad.
–¿En qué se diferencia ésta de las anteriores editadas por Renacimiento?
–Ha hecho varias, una que se llama «De amor y de amargura», de Diego Valverde Villena, que está agotada. Luego otra que va por la quinta edición, «Su nombre era el de todas las mujeres», cuyo título coincide con el título que Loquillo ha dedicado a mi poesía y por eso tiene también más éxito, porque ha recabado a seguidores de otras áreas en el caso del mundo del rock. Luego tengo otra hecha por mí que abarca hasta 2008 más o menos, que se titula «Por las calles del tiempo». Ésta aporta muchísimo porque es la más reflexiva, porque tiene la perspectiva de un mensaje ético y estoy muy contento, la verdad.
–¿Cuál es ese mensaje?
–Pues creo que lo mejor es buscarlo en las páginas de la antóloga, porque yo antes de la edición no sabía que tuviera un mensaje de este cariz o éste otro. Muchas veces los creadores no sabemos lo que estamos diciendo, son los exégetas, los críticos los que nos descubren las claves de nuestra propia creación. Leyendo el prólogo seguro que se llega a la conclusión de cuál es el mensaje ético de Luis Alberto de Cuenca.
–¿Cómo ha evolucionado su poesía desde 1972 hasta 2014?
–Bueno, creo que desde 1985, con «La caja de plata», no ha cambiado mucho. Los primeros libros por un lado y desde el 1985 hay un estilo coherente y no ha habido una metamorfosis excesiva.
–En «De y por Manuel Machado» me parece que contiene mucho de su universo poético.
–Efectivamente, es una declaración de principios sin la menor duda. Habla mucho de mi poesía y es un escritor que a mí siempre me ha interesado muchísimo. Ahí están las cosas que quiero y las que detesto.
–También usted es un poco como él, que decía aquello de «con Montmartre y con la Macarena comulgo».
–Creo que sí, uno de mis credos siempre ha sido unir la alta cultura con la popular. En ése sentido sí me identifico con él.
–¿Está de acuerdo entonces con los que afirman que la poesía ha vuelto a hacerse popular?
–Bueno, lo que ha ocurrido es un fenómeno que más que poética yo creo que es parapoética. Son gente muy joven que maneja el tema de las redes sociales con gran diligencia y entonces se han instalado en las listas de ventas, cosas que viene muy bien para las librerías, pero creo que hay que distinguir entre la parapoética y lo verdaderamente poético. En cualquier caso, hay un talento en todos estos creadores jóvenes.
–¿Cree que se puede consolidar?
–Sí, pueden unirse los parapoético con lo auténticamente poético. Muchos de esos autores, tienen un público cautivo en las redes sociales que puede ir madurando y haciendo una obra que merezca la pena.
–Ha hablado antes de Loquillo, ¿queda gente que aún se extraña al ver la relación de un poeta y un rockero?
–Bueno, el que se extrañe allá él, porque la poesía y el rock están muy cerca, tienen mucho que decirse la una al otro. Recuerda la revista «Litoral», esa preciosa revista malagueña, que dedicó en dos ocasiones sendos volúmenes a eso. No hay más que ver a gente como Leonard Cohen, que era un gran poeta y un gran intérprete.
–¿Cree que la academia ha hecho bien dándole el Nobel a Dylan?
–Pienso que no, porque nuestro amigo el premiado es un gran compositor y un gran intérprete, pero no me parece que su escritura, desvinculada de la música, tenga tanta calidad como para que le den ese premio. Creo que ha sido coyuntural y publicitario sobre todo.
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