Fraude en los cursos de formación

Rivas se levanta de la comisión sin escuchar las preguntas de sus señorías

El ex presidente del órgano propone a los grupos dar traslado del «abandono» a la Mesa del Parlamento y a la Fiscalía, al entender que el ex delegado no cumplió su «deber» de comparecer

Antonio Rivas tampoco declaró en la comisión de investigación de los ERE
Antonio Rivas tampoco declaró en la comisión de investigación de los ERElarazon

El ex delegado provincial de Empleo de la Junta en Sevilla Antonio Rivas estaba citado ayer por la comisión parlamentaria que investiga lo sucedido en torno a los cursos de formación a la que acudió para convertirse en el primer compareciente que se marcha de la sala sin esperar a que los grupos le formulasen sus preguntas.

Rivas, investigado por la Justicia por ayudas a la formación y en el «caso ERE», articuló una exposición inicial en la proclamó su «absoluta falta de responsabilidad política en los asuntos» que trata la comisión y dejó clara su percepción de que asistía a «un intento de juicio penal paralelo de una agresividad y falta de respeto» tal que se alejaba del procedimiento penal en el que está inmerso, y se acercaba a «los más duros y crueles juicios persecutorios de tan nefastos recuerdos», lanzó. Y es que, cuestiones como «la falta de garantías» o la «sujeción de sus señorías a conclusiones predeterminadas» hacen que, «con razón», se ponga en duda «la verdad política», dijo.

Negó haber transmitido alguna vez «criterios u órdenes para un actuar fuera de la ley» a sus subordinados y recordó que hace seis años presentó su dimisión voluntariamente de sus cargos como delegado de Empleo y en el PSOE tras su imputación en el «caso Mercasevilla», para luego ser «declarado absolutamente inocente» por el Tribunal Supremo (TS). «Soy consciente –sostuvo– de que no será posible resarcirme de todo el daño que injustamente se me ha causado y se me sigue causando por las falsas acusaciones que se dirigen contra mí, pero permítanme que, al menos, no contribuya a facilitar esta estrategia de escarnio público a la que se me pretende someter». En su intento por deshacerse de esa etiqueta entregó al presidente de la comisión, Julio Díaz (C’s), tres documentos, según explicó el propio Rivas a LA RAZÓN: una carta que le envió hace dos años al ex presidente del Parlamento, el socialista Manuel Gracia, pidiéndole que le indicara la fórmula para que, una vez absuelto por el Supremo, se pudieran suprimir las «calumnias tipo ‘chorizo’ que PP-A e IULV-CA» han «vertido» sobre él por Mercasevilla, misiva que nunca fue contestada; el fallo del TS y otro del juzgado de Instrucción número 5 de Sevilla en el que se sobresee una causa sobre ayudas formativas. Documentación que le sirvió para aseverar que hasta que no se reconozca su «inocencia» y sus derechos, entenderá que la Cámara no está «en disposición» de exigirle «responsabilidad de ninguna índole» y anunciar que no contestaría interrogante alguno. Entonces Díaz le avisó de que su comparecencia quedaría «inconclusa» y el ex delegado tiró de directiva europea que fija que no se puede hacer parecer a alguien culpable si no ha sido declarado como tal por la Justicia, antes de abandonar la comisión. El presidente del ente abrió el turno de los portavoces de los grupos, a quienes animó a remitirle el rosario de cuestiones que pensaran plantear para que consten en el Diario de Sesiones.

Todos los partidos lamentaron el «chuleo» al Parlamento, en palabras de la diputada de IU, Elena Cortés, y en concreto el parlamentario del PP Jaime Raynaud avisó de que su grupo analizará el acta que recoja lo aseverado por Rivas y se reservaba «cualquier tipo de acción» por las alusiones directas.

Al finalizar la ronda, Díaz propuso a los miembros de la comisión poner en conocimiento de la Mesa de la Cámara –órgano de dirección– el hecho de que Rivas «abandonó la sala «no cumpliendo el deber de comparecencia» y dar traslado de ello a la Fiscalía. Tras su polémico paso por el Parlamento, Rivas aseguró a este diario que había mantenido un «respeto escrupuloso» hacia la institución, pero matizó que éste «debía ser de ida y vuelta». «He cumplido lo que me exige la ley», zanjó.