Asuntos sociales
Secuestro de derechos fundamentales
Alejandro nace en Andalucía hace 21 años; debido a que su cerebro se configura de forma distinta a la media estadística es metido en el bombo de la «disciudadanía» con carácter urgente, no fuera el mundo a creer que era un ciudadano más (no se os ocurra decir que exagero, que no lo hago, esto es bien sabido por todos y bien consentido por los mismos).
Ahora Alejandro se enfrenta cada día a la duda de si podrá continuar sus estudios. La Junta de Andalucía le ha denegado la matriculación en 2º curso de Agrojardinería y arreglos florales, pese a haber aprobado 1º; y cada día le explico que es el juez el que tiene que decir si puede o no seguir estudiando.
Sin profundizar en exceso, podríamos decir que no hay ninguna voluntad política de solucionar el asunto pese a que la culpa de esta situación la tienen hermanada el PSOE y el PP. Lejos de poner en marcha la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Diversidad Funcional, tras ocho años de su ratificación se empeñan en legislar en contra de la misma y, siendo su obligación, la ignoran sin que ello traiga mayor consecuencia que la vulneración de derechos fundamentales al colectivo de jóvenes con diversidad funcional mayor de 21 años, entre otros graves perjuicios que le producen al colectivo.
Hemos hecho muchos escritos y hemos tenido varias entrevistas pero el resultado de todo ha sido que nadie ha tenido la valentía de plantarse y decir: «¡Basta ya!». En algún momento se ha mostrado cierta voluntad pero como no tienen el grano en el culo...
Estoy harta de que me digan que no se le cierran puertas porque muy al contrario, se abre un nuevo mundo lleno de posibilidades como centros de día, asociaciones, centros ocupacionales. Y yo respondo que no me da la real gana de que Alejandro participe del «apartheid» diseñado, al parecer, con muchísimo cariño para él. Mire usted, señor político, para mi hijo yo no quiero cariño, lo que quiero es: igualdad de oportunidades, que no se le discrimine por ley, que no se le segregue por ley, que se le reconozca su plena ciudadanía, que no lo empujéis a la ignorancia y que no lo empujéis a la pobreza. En fin, solicito que si bien no legisláis acorde con la Convención, al menos los dejéis en paz, que los tratéis como a los demás jóvenes que son expulsados de los centros por temas de comportamiento y no por cumplir 21 años.
Se os debía caer la cara de vergüenza de hacer esto a un colectivo que lo único que quiere es tener un certificado de profesionalidad para ser más competitivos en el momento que tengan que acceder al mundo laboral, pero como pensáis que no valen nada ni os molestáis en cambiar y corregir aquellas leyes que habéis mal redactado. Obligáis a Alejandro a que ponga una demanda para poder seguir estudiando. Vergonzoso.
Otra cosa sería si se os penalizara por vulnerar derechos, pero cuando Alejandro gane en los tribunales no os pasará nada y es por ese motivo por el que no movéis el culo.
La desidia, la dejadez, la falta de interés, es vergonzosamente clara en este asunto por parte de los grupos políticos que tienen el poder y ojalá alguno de ellos lea esto y se moleste, porque significará que algo aún le queda algo dentro, aunque tengo mis dudas.
En este país se segrega y se discrimina a golpe de leyes, órdenes e instrucciones y el camino para restituir los derechos robados es que la víctima gaste dinero en una demanda o una denuncia y se eternice en los juzgados con lo que conlleva: daño psicológico y emocional, perdida de tiempo, desembolso de muchos euros y finalmente, aún dándonos la razón el juez, no hay ninguna consecuencia más. Nadie paga el deterioro generalizado que puede suponer para la víctima y creo que esta es la mayor razón para que en este país se siga discriminando.
Ojalá el Rey de España, Felipe VI, fuese testigo de esta vulneración de derechos y con un buen puñetazo en la mesa dijese: «Basta ya de vulnerar derechos fundamentales a los ciudadanos de mi país».
Y un cordial saludo para los responsables de esta atrocidad con el deseo que hayan pasado un maravilloso verano.
*Madre de Alejandro Morales y presidenta de la asociación Solcom, para la solidaridad comunitaria de las personas con diversidad funcional y la inclusión social
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