Diseño de moda
Un diseñador tonto
Manuel Agudo «Nolito», futbolista de plazoleta e inspiración, sanluqueño que se vino de Manchester porque no podía estar ni un día más lejos de la playa de Bajo de Guía, después de tres lustros de (dorado) exilio, ha sido el primer internacional andaluz en pronunciarse sobre la camiseta que la Selección lucirá el verano próximo en los campos de Rusia. «Yo veo azul, amarillo y azul. Morado no lo veo, lo tengo claro. Morado no lo veo, o estoy ciego o lo veo rojo, amarillo y azul». Nolito, cuyo segundo apellido es Durán sin tocarle nada a Emilio, escritor sevillano tan buen conocedor por matrimonio de su pueblo que tiene una novela titulada «Plaza del Cabildo», es un chaval espabilado que ha preferido despejar con un voleón para evitarse problemas. Porque resulta evidente el guiño a la trágica II República que los diseñadores de Adidas han perpetrado en la equipación futbolera, tanto que hasta un adicto a la brocha gorda como Pablo Iglesias lo ha captado, e incluso hay quien ve un homenaje a la bandera catalana en los galones del hombro, aunque ahí sí hay que hilar más fino para convertir las tres listas que conforman el emblema de la marca en las cuatro barras de la señera. El caso es que alguien se ha pasado de listo y le ha causado a una empresa el peor perjuicio posible: encabronar a su potencial clientela. Con un asunto, para colmo, de alta sensibilidad en este otoño de banderas rojigualdas por doquier, cuando al fin se ha convertido a la enseña nacional en un símbolo inequívoco de concordia. Le dolerá la cabeza al responsable de la gamberrada porque a la sede de Herzogenaurach (Baviera) van a llegar cuentas descuadradas y estos alemanes llevan mal los números rojos. Es la enésima confirmación de que en España no cabe un tonto más.