Castilla y León

Decenas de niños reflexionan con audacia y prudencia en el Pleno Infantil de las Cortes

Silvia Clemente destaca la importancia de «escuchar y dar voz» a las generaciones venideras

La presidenta del legislativo, Silvia Clemente, accede a la mesa de las Cortes, con los procuradores infantiles al fondo
La presidenta del legislativo, Silvia Clemente, accede a la mesa de las Cortes, con los procuradores infantiles al fondolarazon

Decenas de niños procedentes de toda Comunidad participó ayer en el tradicional Pleno Infantil «Diputados por un día», que se lleva celebrando desde hace ya diez años en las Cortes de Castilla y León. Objetivo: que los más pequeños de cada casa conozcan cuanto antes los entresijos del Parlamento autonómico y se empapen pronto de los valores demócratas así como de que aprendan la importancia y el respeto que tiene saber escuchar a los demás y ser escuchado.

La presidenta de las Cortes regionales, Silvia Clemente, presidía esta sesión que se iniciaba con la audacia y la prudencia en la toma de decisiones como tema de debate, en la que los jóvenes procuradores expusieron sus inquietudes sobre este asunto e incluso pusieron algunos ejemplos de cómo actuar en momentos estresantes que ellos pueden vivir en sus propios centros escolares, como un incencio, el acoso escolar o la violencia machista. «Cuando en el colegio o en la calle vemos que unos niños se meten con otros, insultándoles o incluso pegándoles, la prudencia es algo así como ser sensato y paciente, y la astucia es hacer las cosas de forma inteligente», destacaba Marta Fernández, portavoz del colegio Federico García Lorca de La Pola de Gordón, en la provincia de León. Ante este tipo de situaciones, aseguraba que hay que enfrentarse a ellas «porque somos nosotros quienes tenemos que decidir qué vamos a hacer. O unirnos a los que abusan hasta avisar a un adulto para que resuelva la situación, pasando por mirar hacia otro lado o intervenir ayudando al más débil».

Mientras que Iris Bustos, del colegio Príncipe de España del municipio burgalés de Miranda de Ebro, iba más allá cuando apuntaba que «aunque nos asuste, tenemos que perder el miedo a equivocarnos porque eso nos hará madurar».