Vacaciones

El clásico del verano

La Razón
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Sabrán mis escasos y fieles lectores que, como cada año, mi último artículo previo al periodo vacacional, se compone de una crítica a los pelmazos veraniegos y un ruego a la población. Y, específicamente a estos, consiste en que si me ven con una tapa de boquerones, una cerveza, un puro o un gintonic o bien en cualquier otra circunstancia lúdica, se abstengan de preguntarme por temas jurídicos y políticos.

Conste esta advertencia previa porque me convierto en un absoluto ignorante sobre temas legales en periodo vacacional y sigo igual de ignorante que el resto del año sobre cuestiones políticas.

Ya escribí la pasada semana sobre el escaso sueño que me quitan los otoños calientes o las primaveras templadas, por lo que mi sensibilidad hacia las preocupaciones ajenas por temores de futuro baja considerablemente, si cabe, en periodo estival.

No obstante, vaya una última consideración, confío mucho más en los jueces que en los políticos, quizás porque les conozco mejor al ser del mismo gremio. Además me voy de vacaciones tras recibir la excelente noticia de la renovación de Don José Ramón Navarro como Presidente de la Audiencia Nacional, lo que unido a que Don Manuel Marchena preside la Sala Segunda del Tribunal Supremo, me hace vivir más tranquilo como catalán, como español y como jurista.

En fin queridos lectores, feliz y frívolo verano, que ustedes se tuesten bien al sol o caminen a gusto por las montañas, que los pelmazos les respeten el veraneo y que el optimismo presida su existencia estival, porque tienen ustedes la suerte de pertenecer al mejor país del mundo y más cuando no hay gobierno, porque esto es España, lo será para siempre y en España es una autentica ordinariez y pérdida de tiempo el aburrirse.