
Barcelona
La juez obliga a los mossos a comparecer en el juzgado cada 15 días

La juez que investiga la muerte de Juan Andrés Benítez ha impuesto a los ocho mossos d'esquadra imputados la obligación de comparecer cada quince días en el juzgado, al considerar que hay posibilidad de que eludan la acción de la justicia y ante la gravedad de las penas que afrontan.
La juez que investiga la muerte de Juan Andrés Benítez ha impuesto a los ocho mossos d'esquadra imputados la obligación de comparecer cada quince días en el juzgado, al considerar que hay posibilidad de que eludan la acción de la justicia y ante la gravedad de las penas que afrontan.
Según han informado fuentes judiciales, la titular del juzgado de instrucción número 20 de Barcelona ha acordado esta noche "in voce"esas medidas cautelares para los ocho mossos d'esquadra, a los que ha estado tomando hoy declaración, después de que así lo solicitaran la Fiscalía y las acusaciones particular y popular.
Durante la comparecencia de hoy, uno de los mossos d'esquadra imputados por la muerte de Juan Andrés Benítez ha admitido ante la juez que propinó puñetazos "de distracción"al empresario, pero no en la cabeza, sino en el costado, y ha alegado que las patadas que dirigió a la víctima durante la reducción eran para apartar a una compañera.
Según han informado fuentes judiciales, esta tarde ha declarado ante la titular del juzgado de instrucción número de 20 de Barcelona el mosso d'esquadra que según un informe de la Policía Nacional propinó cinco puñetazos en la cabeza a la víctima.
Precisamente, el lugar en el que impactaron esos cinco puñetazos es uno de los detalles del informe de la Policía Nacional que el Departamento de Interior puso en cuestión, ya que según la versión de la consellería esos golpes no se dirigieron a la cabeza sino al tronco de la víctima.
En su declaración ante la juez, el autor de los puñetazos ha explicado que golpeó a la víctima en el costado, no en la cabeza como mantiene el informe policial, y ha insistido en que Benítez se dio repetidamente cabezazos contra el suelo durante la reducción, por lo que él mismo le sostuvo la nuca con las manos para impedir que siguiera golpeándose.
Además, ha argumentado que esos puñetazos eran meros "golpes de distracción", previstos en las técnicas y protocolos policiales, y prueba de ello es que, pese a ser diestro, los propinó con el brazo izquierdo, con el que tiene menos fuerza.
El agente ha declarado, igual que el resto de imputados, con el visionado de las imágenes de los vídeos que un vecino aportó al juzgado sobre el suceso, en el que según el informe de la Policía Nacional se observa al mosso propinando también patadas al empresario, que falleció el pasado 6 de octubre.
Por su parte, el primero de los ocho mossos d'Esquadra que ha declarado este miércoles como imputado ha asegurado a la juez que sus alaridos al reducirlo no eran de dolor, sino de rabia, han informado fuentes judiciales.
En un interrogatorio de aproximadamente una hora ante la titular del Juzgado de Instrucción 20 de Barcelona, Eva Moltó, ha admitido que propinó rodillazos a la víctima en el muslo, 'golpes de distracción' que, según él, entran en el procedimiento habitual para reducir a un detenido que se resiste.
Además, ha defendido la actuación policial en su conjunto y ha declarado que es responsabilidad de todos los que participaron en la reducción de Benítez, que murió después en el hospital.
Según este agente --el primero en aparecer en el lugar de los hechos-- ha relatado que se encontró con que Benítez estaba irascible
y con abundante sangre en la cara por la pelea con un vecino, y que todavía hubo algunos golpes cuando llegó a la calle Aurora aunque había bajado la intensidad.
Durante la declaración --en la que se ha visionado vídeos de la actuación policial de la noche del 5 de noviembre--, ha explicado que una mossa pidió a Benítez que se identificara: él dio su nombre y fecha de nacimiento, e indicó que no tenía la documentación encima pero que vivía en la misma calle.
Al intentar marcharse, la mossa pidió que le pararan y entonces fue cuando el vecino se giró, estiró del pelo a la agente con las dos manos y la tiró al suelo, lo que precipitó la actuación policial.
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