Asuntos sociales

La ansiedad por la crisis dispara las llamadas a la Esperanza

Una voluntaria del Teléfono de la Esperanza atiende una llamada
Una voluntaria del Teléfono de la Esperanza atiende una llamadalarazon

«Si los problemas no tienen vacaciones, nosotros tampoco». Con estas palabras, el presidente del Teléfono de la Esperanza de Valencia, Ángel Madrid, confirmó ayer las sospechas: la crisis económica, aunque acompañada de un cambio de valores, ha hecho que la demanda de ayuda siga aumentando.

Según el balance anual de la Organización sin ánimo de lucro, en el pasado ejercicio se atendió a más de 8.800 personas en la provincia de Valencia, un 8,7 por ciento más que en 2011, cuando solicitaron el servicio 8.100 ciudadanos. Este crecimiento es más significativo teniendo en cuenta la capacidad de la asociación, que sobrevive gracias a las cuotas anuales de sus socios, de cincuenta euros, y al compromiso de sus voluntarios.

En cuanto a la tipología de las llamadas, la mitad estuvieron relacionadas con problemas psicológicos y psiquiátricos. El 29 por ciento de estas por depresión, trastorno bipolar, ansiedad y estrés. Además de ser las más numerosas, son las que más han subido con respecto al año anterior. Concretamente, un 66 por ciento las motivadas por crisis de ansiedad (hasta llegar a las 1.161) y un 37 por ciento las relacionadas con depresiones (hasta las 1.499). Se debe, tal y como explicó Madrid, a la actual coyuntura económica y a la incertidumbre que sufren las con respecto a su futuro. Las de temática suicida también crecieron un 39 por ciento (hasta las 221 llamadas).

Se incrementaron las consultas por problemas de familia (un 52 por ciento), aunque descendieron las separaciones (en un 26 por ciento), algo que, a juicio del dirigente de la entidad, es también consecuencia de la crisis.

Sin embargo, para Madrid, el obstáculo fundamental del siglo XXI es la soledad, ya que ésta subyace en casi todas las llamadas. En este sentido, aumentaron un 28 por ciento las consultas por incomunicación y soledad y un 21 por ciento por crisis de valores y falta de sentido a la vida. «Pese a estar rodeados de gente, estamos cada vez más solos».

En cuanto al perfil de los atendidos, señaló que apenas ha variado. La mayoría continúan siendo mujeres de entre 40 y 55 años. Aún así, ha crecido el número de jóvenes que solicitan esperanza. Un 9 por ciento del total de los atendidos fueron menores de 13 años.

Además de la consulta telefónica, la Asociación ofrece la posibilidad de iniciar una terapia individualizada con profesionales, un servicio muy codiciado, ya que frente a la larga espera para acudir a un psicólogo de la Seguridad Social, en el Teléfono de la Esperanza nunca se espera cita durante más de seis días.

Del informe anual de la ONG también se desprende la caída de ingresos. Las subvenciones públicas, del Ayuntamiento de Valencia y de la Conselleria de Bienestar social, tan solo les permitiría abrir el centro un par de meses, por lo que necesitan de la colaboración de sus socios. Sin embargo, el número ha caído, pasando de los 600 a los 464. Muchos se han dado de baja alegando que ahora con su pensión han de mantener a sus familias, afectadas por el paro.

No obstante, pese a las dificultades, Madrid anunció que la entidad se expandirá después de verano a municipios como Xátiva, Sagunto o Gandia. Intentarán que los voluntarios se trasladen para hacer talleres.