Valencia
Las nodrizas del siglo XXI
Amamantar al hijo de otra mujer, bien sea conocida o familiar, ocurre más de lo que creemos
Amamantar al hijo de otra mujer, bien sea conocida o familiar, ocurre más de lo que creemos
Durante décadas pasadas muchas madres han amamantado a un bebé ajeno al suyo, una actividad que hoy ha quedado en el recuerdo, por tratarse de una práctica nada recomendada. No obstante, algunos profesionales sanitarios involucrados en la lactancia somos conscientes de que entre los núcleos más cercanos entre ciertas madres se sigue practicando. Muestra de ello es que no hay más que buscar en algún foro de lactancia por internet y ver que en cuanto una madre comenta que ha amamanto a un sobrino o al hijo de alguna amiga, se le suman de inmediato opiniones de experiencias de unas cuantas que también lo han practicado.
Parece ser, que amamantar al hijo de otra mujer, bien sea de una amiga/conocida o familiar, a pesar de ser algo que no suele mencionarse, sucede mucho más de lo que creemos.
La leche de la propia madre es el superior de los alimentos que puede recibir un lactante, aunque la leche donada siempre será la mejor de las alternativas cuando la de la propia madre no está disponible. Pero no se dispone de leche materna donada para abastecer a todos los lactantes de madres que presentan algún problema, por lo que se prioriza a los recién nacidos prematuros o con ciertos problemas de salud. La medicina actual es consciente de los riesgos que supone dar leche de fórmula a estos lactantes, recurriendo en estos casos a madres donantes para abastecer a los bancos de leche del preciado oro líquido. En los bancos de leche, la mujer donante, previamente a la donación, debe pasar un riguroso control de salud, al mismo tiempo, la leche donada, antes de ser administrada, es tratada con un sistema de pasterización y control riguroso. Esta leche es utilizada para el beneficio de más de un receptor que no cuenta con una salud óptima, y lejos de ser un problema al tratarse de leche de otra mujer, es sumamente beneficiosa para él, incluso a pesar de las pérdidas que sufre en sus valiosísimos componentes durante todo el proceso (congelación, descongelación y pasterización).
Como no hay ni bancos de leche en todas las comunidades ni tampoco donantes suficientes, es obvio que no todos los bebés pueden ser alimentados con leche donada. No obstante, no todas las madres lactantes tienen sobrante de leche para poder donar, ni algunas de las que afortunadamente producen de más, desean someterse al extractor para poder donarla. En cambio quizás a muchas madres no les importaría amamantar a su vez otro lactante que no fuese el propio.
Por lo que me pregunto, ¿si esta leche no es un problema para tan débil receptor, porque tiene que ser un problema para un lactante sano el tomar leche materna del pecho de otra mujer que reúna unas óptimas garantías de salud, aunque esta no esté pasteurizada?
La ciencia debería avanzar ante esta práctica, que de forma «clandestina» se sigue ejerciendo, para que aquellas mujeres que la practican, porque desean o aspiran darles a sus bebés solo leche materna, lo hicieran de forma segura.
No es justo que se beneficien unos pocos de tan preciado alimento, que nunca va a ser igual que la leche de fórmula. Dicho sea de paso, en su día fue introducida sin conocer los riesgos que puede conllevar para su salud. Convirtiéndose en la manera normal de alimentar a nuestros lactantes y contribuyendo al aumento de muchas enfermedades (problemas respiratorios, obesidad, cáncer). En definitiva, un tipo de alimentación que comporta muchos riesgos para el bebé, y que obviamos con demasiada frecuencia mencionar.
La nutrición constituye uno de los pilares básicos de la salud presente y futura, siendo la leche materna el mejor de los jugos para asegurar un buen comienzo de la vida y la salud de los recién nacidos a la vez que es primordial que el lactante la reciba de forma exclusiva durante los primeros seis meses de edad. ¿Qué sucede cuando una madre que desea amamantar se encuentra con que no tiene suficiente leche o surge algún inconveniente por el cual no es posible hacerlo de forma exclusiva? Lo que hacemos es recurrir a una alternativa que pocas veces nos gusta tener que recomendar, ya que los sucedáneos deberían ser la última de las opciones al no ser tan seguros, ni exentos de riesgo. Además que nunca se podrán comparar a la leche de la propia especie.
Todavía nos queda mucho por seguir avanzando porque ¿a quién interesa que no se practique y se apoye de forma segura una práctica que ha existido desde el origen de la humanidad?
Pueden enviar sus preguntas a consultalactancia@larazon.es
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