Valencia

«Vivimos en una sociedad que nos incita a mirar hacia fuera, no hacia dentro»

«Hay muchas cosas que puedes hacer para mejorar tu vida, y no lo sabes»

«No salvas a nadie, no puedes curar, el que se cura es uno mismo. El simple hecho de estar en la camilla ya es una señal»
«No salvas a nadie, no puedes curar, el que se cura es uno mismo. El simple hecho de estar en la camilla ya es una señal»larazon

Entrevista Fran de Sousa / Terapeuta: «Hay muchas cosas que puedes hacer para mejorar tu vida, y no lo sabes»

Fran de Sousa llegó a Valencia desde Brasil hace 21 años. Dos décadas durante las cuáles se ha ido especializando en diversas disciplinas terapéuticas con un único objetivo: ayudar a las personas a estar mejor consigo mismas, a vivir de una manera más plena y feliz. Por su camilla de Centro Luz, situado en el corazón de Valencia, pasan decenas de personas a las que les realiza, como él explica, masajes «personalizados». «Cada masaje es único, individual e irrepetible, porque cada persona tiene necesidades diferentes». Su larga trayectoria en el aprendizaje de técnicas como el Reiki, el Shiatsu o la Gemoterapia, le han enseñado a detectar lo que cada uno de sus pacientes necesita, de ahí que cada sesión sea única. Pero Centro Luz es mucho más, es un espacio «abierto», donde también hay talleres de yoga, de meditación, de pintura y, por supuesto, los masajes de Fran, el «alma mater» de este espacio.

-En todo este tiempo que lleva en Valencia, ¿cree que ha habido cambios en cómo percibimos las terapias alternativas?

-Yo diría que sí. Antes hablabas de Shiatsu o de alguna otra terapia de este tipo y la gente te miraba un poco raro. Entre 2000 y 2004, más o menos, en Valencia se abrieron varios «spa» justo en el centro de la ciudad. La gente joven empezó a llevar a personas más mayores a darse masajes, de forma que empezaron a abrirse a cosas nuevas. Lo que no pruebas, no lo conoces. Luego el Reiki, la gente lo tenía como algo muy «brujil», espiritual, esotérico, ahora casi todos conocemos a alguien que acude a sesiones o que conoce la técnica. Es una maravilla que se vaya conociendo cada vez más, porque se puede ayudar muchísimo.

-¿Cree que ahora buscamos terapias alternativas porque sufrimos más?

-No, no creo, la gente siempre ha tenido problemas y siempre ha habido terapias alternativas, pero es una cuestión de modas. Son olas que van y vienen. Por supuesto la gente está preparada para ello. Pero ahora, además, es todo mucho más fácil. Antes tenías que estar siete años meditando en el Tíbet (ríe), pero ahora las técnicas se han reinterpretado y son más accesibles y más rápidas. El aceleramiento que notamos en la calle se ha trasladado también a las terapias. Ahora, en un fin de semana aprendes una técnica de meditación que puedes aplicar en tu día a día. Ya no es nada velado y oscuro.

-¿La meditación está también presente en el Centro Luz?

-Sí, tenemos un grupo de meditación los sábados porque la gente me lo pidió. Cuando la gente empieza a descubrir las cosas, se empiezan a crear necesidades. Hay muchas cosas que puedes hacer para mejorar tu vida, y no lo sabes.

- ¿Y eso por qué nos sucede?

-Porque la sociedad te incita a estar fuera, todo está fuera, nada dentro. Decimos «tú eres mala persona», nunca conecto conmigo mismo, no sé cómo estoy, no sé porque te estoy acusando. El poder está en el otro, no en ti, el Gobierno es malo, no tú que lo has elegido. Me duele una parte de mi cuerpo, es porque la comida estaba mala. ¿Has comido lo que te tocaba comer?, ¿o has comido más de lo que debías? Es una desconexión de ti y de tus necesidades. No sabes lo que necesitas porque no te conoces.

- ¿Esto sucede mucho? ¿Viene mucha gente que no sabe lo que necesita?

-Sí, pero para eso hay un proceso de «enamoramiento», como yo suelo decir. El terapeuta y el paciente tienen que congeniar. Descubrir los puntos comunes para poder partir de ahí. El mejor terapeuta es el que te dice todo sin decir nada, el que hace todo sin hacer nada, porque hay conexión.

-Hábleme de lo que se hace en Centro Luz.

-Lo que hago son masajes, teñidos de varias disciplinas, como el Reiki, la Gemoterapia, la Aromaterapia, pero la base es el masaje. Como tenemos tanto espacio se ha abierto a más cosas. La gran ventaja de este espacio es que llega a un público muy amplio porque tocamos muchas disciplinas. El masaje es individual, único e irrepetible, porque cada día tú estás de una forma, el centro también, todo eso hace como que se altere. No es un trabajo rígido, sino de respeto a cómo te encuentras.

-¿Cada terapia es más adecuada para una persona que para otra?

-Sí, el Reiki es más sutil, más adecuado para personas muy sensitivas o delicadas, el Shiatsu en cambio es un masaje más fuerte, más «presente», muy adecuado para las personas que tienen tendencia a estar en otra parte.

-¿Usted decide lo que más le conviene a cada uno?

-Yo hago lo que me piden, pero siempre pido que la gente esté abierta y yo voy escuchando durante el masaje. Si te muevo el meñique y tú no estás cómoda, pues no te lo muevo. Es necesario confiar en la sabiduría, en la energía. El masajista no ayuda, lo que hace es enseñar un camino para que tú puedas sanarte. No salvas a nadie, no puedes curar, el que se cura es uno mismo. El simple hecho de estar en la camilla ya es una señal.