Comunidad de Madrid
Control parental para evitar el acoso en el colegio
Centros, en su mayoría concertados, utilizan la fórmula de los padres delegados para facilitar la comunicación entre los progenitores y los profesores.
Para evitar trágicos desenlaces como el del pequeño Diego, que decidió acabar con su vida porque no podía ir al colegio, cada vez más centros utilizan la fórmula de los padres delegados. Aunque no nacieron con el objetivo de luchar contra el acoso escolar, esta iniciativa permite a los progenitores de cada clase un contacto más estrecho entre ellos y los profesores de sus hijos, de modo que se pueden elevar quejas o sugerencias del grupo de padres para mejorar la educación de los pequeños o atajar comportamientos indeseados.
Esta iniciativa, premiada en 2004 por la Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (CEAPA), surgió en un instituto de Gerona para «incrementar la participación de los padres en la vida escolar de forma razonada y ordenada, con el objetivo de comprenderla mejor y conseguir juntos, padres y maestros, la mejor educación para los alumnos». Así, en cada clase se elige por votación a un padre o madre delegado, que es quien eleva al profesor o al consejo escolar las consideraciones del grupo, lo que supone un canal de comunicación más cercano y eficaz para temas concretos de cada aula.
El éxito de la fórmula ha llevado a su extensión por toda la geografía española y, de hecho, la Junta de Andalucía la tomó como propia y la institucionalizó en 2010 para implantarla en todos los centros de la comunidad autónoma. En el decálogo de funciones que le atribuyen, el padre delegado, además de trasladar las inquietudes del grupo al profesorado, es el encargado de informar a las familias de sus derechos y obligaciones, así como de implicarles en la mejora de la convivencia y en las actividades del centro, especialmente en las «actuaciones preventivas y para la detección de la conflictividad», y «mediar en la resolución pacífica de conflictos entre el propio alumnado del grupo o entre éste y cualquier miembro de la comunidad educativa, de acuerdo con lo que, a tales efectos, disponga el plan de convivencia», entre otras. De este modo, se suma el control parental en la prevención de casos de acoso escolar.
En la Comunidad de Madrid hay iniciativas similares en centros privados y concertados, y también en algún colegio público, si bien no impulsados directamente desde la Consejería de Educación. En el centro privado Everest explican que se trata de una fórmula que aplican en los siete colegios que tienen en España desde 2010 y supone una implicación más profunda de los padres en la educación de sus hijos. «Está teniendo mucho éxito y ahora somos más transparentes para las familias», explicó Carla, directora de comunicación del centro, que precisó que para los casos de acoso escolar no es necesario que se eleven las quejas al padre delegado. «Desde el primer momento prestamos atención a los padres y hacemos dinámicas de grupo con los alumnos para erradicar esos comportamientos», aseguró, y detalló que colaboran con la Policía Municipal de Pozuelo para dar charlas sobre «bullying» y «ciberbullying» en las aulas.
Centros concertados como Nuestra Señora del Pilar o el colegio Lourdes incluyen en su proyecto la figura del padre delegado o delgados de aula de familias como nexo de unión entre las clases y el profesorado. También el centro público Pintor Rosales incluye en la red interna de organización del AMPA a los padres delegados como un «plus» de comunicación tanto con los docentes como con la Asociación de Madres y Padres, de modo que cada clase pueda dirigir sus cuestiones o problemas de forma colectiva.
Desde la Confederación de Padres de Alumnos (Cofapa), Begoña Ladrón de Guevara considera que es una buena figura ya que aúna a todos los padres y les facilita ser intermediarios entre las familias y el colegio. «El padre delegado es aglutinador de todas las dudas de la clase y también contribuye a educar a los alumnos, ya que entre sí se aconsejan sobre los problemas de convivencia», señala. Es por ello que aboga por que, al igual que en Andalucía, la Comunidad de Madrid convierta la figura en institucional, para que se aplique en todos los centros. «Hay que incentivarlo porque acerca a la dirección al día a día de los padres y contribuye a atajar muchos problemas, siempre y cuando la participación sea real y llegue al aula», añade Ladrón de Guevara.
Funciones delimitadas
Al respecto, en Ceapa, Jesús Salido advierte de que esta fórmula no se puede desvirtuar, «si sólo sirve para organizar cumpleaños o recaudar dinero para las excursiones», ya que de ello depende su éxito que, asegura, ha sido «desigual» según los centros, pero con muy buenos resultados en general. «Es muy importante delimitar sus funciones para que sea un canal de comunicación con los profesores, el AMPA y el Consejo Escolar», afirma, y explica que algunos colegios recelan de la figura por lo que institucionalizarlo contribuiría a que lo asuman como propio. «Los padres delegados son una herramienta muy eficaz para transmitir todo tipo de información y beneficia a familias, alumnos y al centro», consideró, pero cree que en los casos de acoso es necesario formación específica a padres, alumnos y profesores, para conseguir una prevención efectiva.
Por su parte, en la Consejería de Educación conocen y valoran positivamente la figura de los padres delegados, si bien no está en la agenda inmediata para institucionalizar esta fórmula de participación de las familias. De hecho, no descartan, más adelante, estudiar las funciones de los padres delegados y su aplicación en Andalucía, para poder extender la propuesta a los colegios de la comunidad.
En cuanto a la lucha contra el acoso escolar, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, anunció ayer que presentará en breve un paquete de medidas para mejorar la convivivencia y contra el «bullying» y el «ciberbullying», que se concretarán es actuaciones específicas en los centros educativos de la región.
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