Patrona
El mejor plan para el día de la Almudena en Madrid: entre flores, garbanzos y coronas
Como homenaje a la patrona de la capital de España, LA RAZÓN propone un plan al completo para vivir Madrid y sus costumbres
«La Almudena es la madre de Madrid, desde tiempos inmemorables lo ha sido». Así ensalza el día de hoy Jesús Junquera, canónico encargado del templo de la Almudena y de actos institucionales de la diócesis. Lo cierto es que, pese a que los madrileños disfruten de un día de descanso, no todos son conscientes de la relevancia de esta fecha y de su carácter histórico. Por ello, en homenaje a la patrona y a las tradiciones, LA RAZÓN propone un plan al completo para vivir Madrid y sus costumbres que, pese al transcurso de los años, permanecen más vigentes que nunca.
Un amanecer floral
A las 11 horas se celebra la eucaristía en la Plaza de la Almudena, que irá seguida de la procesión, abarcando un recorrido desde la Catedral, las calles Mayor, Milaneses y Santiago y la plaza de Ramales hacia la plaza de Oriente, pasando por una alfombra de flores junto al Palacio Real, para volver por la calle Bailén a la catedral. Al mismo tiempo, estará disponible de 9 a 20 horas la ofrenda floral en la plaza. Y tengan claro que la lluvia no será un impedimento, al menos así lo ha expresado el clérigo Jesús Junquera: «Hay que valorar estos días, estamos desbordados por colegios y gente joven que viene a visitar la Catedral. Hemos duplicado el número de personas que esperábamos, casi 10.000 niños han traído sus flores y la ofrenda solidaria de alimentos para los más necesitados. Todos queremos a nuestra madre, quienes la hemos perdido y quienes la tienen. La Almudena es la madre de Madrid, poseemos documentos de tiempos de los Reyes Católicos que lo confirman. Es la primera que se veneró en la ciudad, y eso nos tiene que unir a todos en un mismo corazón, seamos más creyentes o menos, más practicantes o menos. Ante la figura de la madre todos los hijos hemos de responder. Hoy la misa será dentro de la Catedral, pero saldremos después llueva o no, disponemos de chubasqueros. Lo importante es que la Almudena pasee por su casa, Madrid».
Desde la archidiócesis informan: «Es el gran homenaje de los madrileños a la Virgen de la Almudena, una festividad muy importante. Organizamos una veneración con una ofrenda floral y de alimentos no perecederos que se trasladan directamente a los comedores sociales. Cuando recogemos suficientes para llenar una furgoneta, los llevo al listado de comedores que tenemos y quienes estamos aquí en la plaza cargamos el transporte y lo llevamos. Es muy bonito, los niños traen oraciones, poesías, cantan el himno… cada madrileño se expresa como siente». Todos lucen sorprendidos ante la cantidad de colegios presentes y cambiantes cada diez minutos durante todo el día. También han asistido casas regionales, grupos tradicionales o parroquias. «Cada año crecemos más. La gente recibe este día con mucha ilusión y la presencia de los colegios es cada vez más recurrente. Los niños dedican semanas preparando dibujos, escudos y flores para exponer en los paneles erguidos en las afueras del templo», aclara Teresa Campuzano, de la archidiócesis de Madrid.
«No me hable usted de los banquetes que hubo en Roma»
Ya lo venía cantando Manolo Escobar desde 1977 con su «Cocidito madrileño», ese que le olía a yerbabuena, a verbena en las Vistillas, y que le sabía a gloria pura. Y es que el cocido es historia e idiosincrasia de Madrid, es a la vez pasado, presente y futuro, como se ve –y saborea–, entre otros, en el emblemático Malacatín desde 1890, en casa Lhardy o Casa Carola, que celebra 25 años sirviendo sopa y vuelcos. Es el plato que nunca dejó a nadie indiferente, pues siempre ha estado presente, tanto en los pucheros de las casas más humildes, como en las vajillas de la alta aristocracia madrileña.
«Que cada uno se lo sirva como en su casa» es el lema que llevan aplicando en el centenario Malacatín (uno de los únicos doce en la Asociación Tabernas y Restaurantes Centenarios de Madrid) desde su nacimiento. Ya en su cuarta generación, todo en consonancia con la tradición, sus antiguos azulejos, el sistema de bancos y los cuadros expuestos de tauromaquia, ofrece un contundente cocido de tres vuelcos. Para los de buen estómago, otras sugerencias como croquetas caseras de pringá provenientes del propio cocido o tapeo en porciones.
Al estilo desgrasado, pero siguiendo la primera receta de cocidos madrileños originales, encontramos Casa Carola. Aquí confiesan que no hay secretos más allá de buenos ingredientes, no usar la olla exprés, respetar el «chop chop» y asumir que el agua de Madrid es de otra liga. Esta casa de comidas que abrió puertas en 1997 es la única que no tiene carta y ha apostado durante 25 años por un único plato: el cocido. Aunque puede que sí tengan un derecho reservado: sus garbanzos de cultivación propia en Segovia. «Nos vimos obligados a optar por esto si queríamos seguir con lo casero y lo único, puesto que nos reclaman unas seis toneladas de garbanzos por temporada», informan desde Casa Carola.
Un dos en uno es Casa Lhardy, siendo un museo y casa de comidas donde siempre se ha dicho que ocurrieron hechos importantes. El lugar donde se homenajeó a Manolete y por donde pasaron personalidades como Alfonso XII, Galdós o Zamora; uno de los escenarios donde Nieves Herrero representó en su novela «Lo que escondían sus ojos» a la alta sociedad madrileña; y donde actualmente se sigue tomando la comanda mientras suena la guitarra entre el cuero repujado de antaño, antiguas lámparas de gas, una mesa que ruge y una vajilla de plata.
En Lhardy el cocido se sirve por separado, empezando por un consomé con palo cortado, siguiendo por la sopa y finalmente el resto de ingredientes. Esta propuesta incorpora toques innovadores sin renunciar a las raíces, como la salchicha trufada, la morcilla de Burgos con secreto ibérico o el foie escabechado para acompañar a los garbanzos pardales de Astorga. Además, su menú del cocido incluye el clásico postre de suflé flambeado con ron tostado canario, la mejor despedida.
No sin la Corona
Más de medio millón de unidades de «coronas» llegan a venderse en estos días. La Corona, expuesta en los escaparates de las pastelerías desde 1978, es un postre exclusivo de Madrid, por su nombre y por la fecha. Aunque se parezca a un roscón de reyes, el sabor, los ingredientes y la textura son diferentes. Dos clásicos como La Duquesita o La Mallorquina son ejemplos de éxito en ventas.
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