Gastronomía

La dehesa extremeña aterriza en Madrid

Buscan el mejor ibérico para firmar su compromiso con el campo. Un icono que se encuentra entre los 5 productos fetiches del mundo gourmet

Jamón Montaraz
Jamón Montaraz La Razón

Una casa de jamones llamada Montaraz está concitando todo el interés de los paladares capitalinos con una serie de actuaciones de complicidades de primer nivel. Si antes fue La Malaje en la excéntrica Plaza de la Paja solo algunos días más tarde fue acogida esta línea de chacinas nada menos que en Sacha. Para el 13 de julio se anuncia de manera exclusiva en el Jardín de Arturo Soria para 60 exclusivas plazas. El menú es 100% ibérico pues incluye helado de jamón y un recorrido por la buena producción de una casa salmantina hoy en lo más alto de los carteles chacineros.

La denominación Montaraz alude al auténtico protagonista de la crianza del ibérico, auténtico depositario del conocimiento del campo, llega a variar las encinas, conduce al cerdo a los lugares para la montanera, y se constituye en quien mantiene el secreto para llegar a un producto único. De manera significativa la familia Montaraz que se viene dedicando de manera centenaria y ya prácticamente durante cinco generaciones a la búsqueda del mejor ibérico. Busca este icono para firmar su compromiso con el campo.

Dicen que el ibérico se encuentra entre los 5 productos fetiches del mundo gourmet, junto al caviar, la angula, el foie y la trufa blanca. Y en esa casa, respetando la artesanía de como se curan los jamones y de más chacinas y más embutidos se proclama esa voluntad de encontrarse en ese universo de los paladares más potentes. Este laboratorio del ibérico bifurca su producción en ese eje mágico de la ruta de la plata entre Extremadura y Salamanca. Saben leer perfectamente las diferencias no solo evidentemente climatológicas sino incluso culturales de cada zona de producción. En el campo charro se consiguen jamones elegantes y más suaves con la sola complicidad confesada de la sal y el tiempo. Y de allí el rojo pasión está el ibérico de bellota calificado como único o el azul rotundo de un buen cebo de capo y que lleva por nombre de la propia Salamanca.

En tonos aureolos se presenta la joya que es el extremeño Don Ramón, a que acompaña en su origen el ejemplar de cebo, en verde, y denominado Olivenza-Extremadura. Cualquiera de estos delicados pero enrazados jamones no ocultan que la línea de embutido, donde destaca el lomo o el chorizo no merece también rango. El que se puedan encontrar en medio mundo los especiales y muy camperos productos de Montaraz resulta lógico. Se enmarcan a sí mismo en ese estelar momento en el que se encuentra nuestro ibérico, porque a la materia prima indiscutible y alas técnicas que se suceden de padres a hijos, se une el conocimiento que para lo gastronómico alcanza nuestro rey de Las Dehesas. Rico, sano y cargado de terruño.

Su logotipo común es la elegante silueta de Montaraz, como dice su eslogan «El guardián de la calidad». Es también el encargado de varear las encinas y guiar los animales de las zonas idóneas de los campos en época de montanera para que se alimenten de los mejores frutos. Esta familia está formada por 150 personas, todos aportan su granito de «sal» y su «sabiduría» para que así podamos disfrutar de las auténticas obras de arte que despiertan emociones y pasiones por un único y excelente ibérico, gracias a ellos están presentes en las mejores tiendas de gourmet de Estados Unidos y en importantes presentaciones de la jet set neoyorquina.