Historia

El Pabellón Árabe del Retiro que Usted no verá

A mediados del pasado siglo XX fue derribado este templete que miraba al Palacio de Cristal

El Pabellón Árabe del Retiro que Usted no verá
El Pabellón Árabe del Retiro que Usted no veráBNE

Pocos parques como El Retiro suman un patrimonio arquitectónico relevante a su importancia como pulmón verde de una gran ciudad. En España y fuera de nuestras fronteras.

En este espacio, más allá del Palacio de Cristal o el de Velázquez, bien conocidos por todos, existieron otras construcciones hoy desaparecidas. Obras relevantes que fueron dejadas y abandonadas hasta ser derribadas por su estado de ruina.

Junto a construcciones como las ahora recuperadas, de la Montaña de los Gatos, con sus cascadas, se alzan voces en favor de recuperar otras edificaciones que fueron derruidas hace relativamente pocos años, a mediados del pasado siglo. Hablamos del conocido como Pabellón Árabe, situado sobre una gruta artificial ante el Palacio de Cristal, escenario desde su construcción de exposiciones de flora y arte.

Todo comenzó con la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales... ¡menudo nombre! Una muestra que se desarrolló en el Parque del Retiro entre mayo y noviembre de 1883.

Cabe apuntar que, en este entorno, el «vecino» Palacio de Velázquez no lleva tal nombre por el genial pintor sevillano sino por el arquitecto que cambió el aspecto de esta parte del Retiro y de Madrid: Ricardo Velázquez Bosco, genial creador también de la sede del Ministerio de Educación, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid y el Ministerio de Fomento, entre muchos otros edificios.

Pero volvamos a aquel 27 de mayo de 1883. Entonces, con la presencia de Alfonso XII y de María Cristina de Habsburgo–Lorena, el Retiro adornó sus senderos y urbanizó sus espacios para acomodar unas construcciones que le hacían más singular si cabe . Entre los asistentes estuvo también el rey Luis I de Portugal, además de representantes de otras naciones como Francia, Alemania o Suecia.​

Del proyecto del Pabellón Árabe se encargó el ingeniero Enrique de Nouvión, aunque, como apuntamos, de la realización de la obra se ocupó Ricardo Velázquez Bosco.

Se construyó en un estilo que gustaba -y mucho- en la época: un historicismo neoárabe, a semejanza de la Alhambra de Granada. Y no era el único edificio de este estilo, pues el enorme palacio de Anglada, en la Castellana, tenía un patio que recordaba al granadino. Todo ello también hoy desaparecido.

El edificio estaba rodeado por una valla de madera y tenía dos entradas peatonales. Todo en favor de un cierto control ante los delicados trabajos de yeserías que lo adornaban. El interior era un cubo completamente diáfano, aunque desde el exterior parecía tener dos plantas. Cada uno de los lados se abría a una doble galería de arcos de herradura, a modo de terrazas porticadas, con un tejadillo a cuatro aguas. Una cúpula bulbosa recubierta de escamas pintadas en tonos dorados hacía las veces de cubierta del cuerpo del edificio. El Pabellón Real realmente no se construyó con la idea de albergar exposiciones, sino únicamente para darle un uso decorativo paisajista. Algo que sin duda lograba por su situación, sobre un montículo, cercano al lago del Palacio de Cristal. Gracias a su ubicación en una loma sirvió como mirador. Perfecto para ser un gran mirador .

Este Pabellón Real se utilizó nuevamente, en 1908, en la exposición General de Bellas Artes. Aunque no albergó ninguna muestra, sirvió como escenario del acto inaugural, al que asistieron los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Luego cayó en el abandono y con el tiempo se deterioró. Algo que llevó a que fuera demolido a mediados del siglo XX debido a su estado ruinoso. Hoy son muchas las voces que les gustaría volver a verlo en El Retiro.