Teatro

Los pueblos abandonados resucitan en Nave73

La obra "Esta sensación de olvido" regresa a Madrid tras agotar localidades en el Festival Imparables. Una reflexión sobre los reencuentros, los miedos, sueños y fantasmas

Un momento de la representación "Esta sensación de olvido"
Un momento de la representación "Esta sensación de olvido" Diego Roldán

Cuatro mujeres sobre el escenario. Un pueblo olvidado. Reencuentros, miedos, sueños y fantasmas. Todo ello convive sobre el escenario de Nave73 en la última propuesta de la directora de escena e investigadora vasca Teresa Sanz, «Esta sensación de olvido», donde narra una ficción que refleja la realidad de muchos pueblos. «Es una obra que busca vestigios y reliquias en esos lugares de aparente ausencia, márgenes y sombras», explica la directora. El público, dividido en dos secciones alrededor del escenario, observa cómo una inspectora llega a este pueblo para advertir sobre el peligro de permanecer allí. «Pero ella se enreda con sus propias raíces y no puede salir. Aquí, los vivos conviven con los muertos, y las historias del pasado cobran vida», señala Sanz.

«La obra surge durante mi formación en el Máster de Creación Teatral dirigido por Juan Mayorga. Me interesaba explorar la pérdida en todos sus aspectos: la pérdida de territorio, memoria, referentes, seres queridos, futuro, sueños e incluso objetos. Imaginaba un lugar donde se acumula todo lo que se pierde, un lugar que ha sufrido una catástrofe, donde casi no queda nada, pero, sin embargo, permanece todo lo perdido», explica Sanz en una entrevista con La Razón. Lo que más le atraía era «trabajar sobre un territorio concreto. Al investigar sobre este tema, surgieron las imágenes de los pueblos inundados, esos lugares que, al ser cubiertos por las aguas, quedan petrificados en el tiempo, como una memoria subacuática de lo que fueron. Los pueblos inundados como lugares entre la memoria y el olvido». Un tema que hoy cobra especial relevancia tras los recientes desastres causados por la DANA en Levante, que han arrasado numerosos pueblos y que aún luchan por recuperarse.

«Esta sensación de olvido» es una obra que reflexiona sobre por qué alguien querría defender un lugar abandonado y olvidado. «Nos habla tanto de la memoria histórica (los pueblos inundados por embalses) como de la memoria personal, los recuerdos y el miedo a olvidar. Creo que hoy en día es fácil olvidar de dónde venimos y qué nos ha traído hasta aquí. La obra es un gesto, un homenaje a todas las que nos han precedido. Vivimos un momento de muchos cambios y una aceleración constante sin precedentes, por eso creo que es importante recuperar y mantener presentes nuestros referentes, nuestros fantasmas», subraya la directora.

Tras el éxito rotundo de septiembre, la obra regresa con nuevas funciones el 13 y el 20 de diciembre en Nave73, una sala alternativa que, en palabras de Sanz, «representa una excelente oportunidad para mostrar nuestro trabajo y aparecer en la escena teatral madrileña». «Estamos recibiendo muy buenos comentarios, hay un gran interés por la sensibilidad y el mundo mágico de la obra, asombro por la capacidad de generar tantos espacios y evocar un pueblo entero con una escenografía tan simple como siete cajas de frutas y luz. Además, ha sido bonito que mucha gente se ha acercado a contarnos sobre esos pueblos que conocen y que también fueron inundados, lo que ayuda a mantener vivo su recuerdo», concluye Sanz, quien considera que el olvido es un mal a combatir a través de la memoria.