Prueba
El fabricante galo Renault fue el primero en España que comercializó coches cien por cien eléctricos. Fue allá por 2011 cuando apareció el Fluence y también otro llamado Twizy. Los dos modelos se adelantaron a su tiempo y su éxito comercial no fue el esperado. Eso sí, la marca ya había empezado la carrera que hoy muchos tratan de ganar. El pasado año, algo tarde, Renault presentó su «primer» modelo cien por cien eléctrico en una etapa en la que sus competidores ya tenían varios productos y con mucha aceptación. El fabricante francés no podía errar el tiro y con el Megane E Tech no lo ha hecho. Después de conducir el coche algo más de 1.500 kilómetros las sensaciones son buenas y el coche cumple todas las condiciones posibles. Circular en ciudad y también hacer viajes. La unidad que pudimos probar era la más equipada e incorporaba la máxima capacidad para cargar en cualquier tipo de punto compatible. Anuncia una autonomía de 454 kilómetros, una cifra que podría acercarse a la realidad en ciudad, pero no en carretera en circunstancias normales, es decir, rodando a 120 km/h.
Avanzado
El coche tiene una estética que llama la atención. Está a medio camino entre un compacto con toque de todocamino, algo que sorprende. Por dentro es más pequeño de lo que parece, sobre todo, en las plazas traseras, donde una persona con una altura que supere el 1,80 no irá del todo cómoda. Por el contrario, las plazas delanteras resultan muy confortables y los asientos tienen un diseño que se ajusta muy bien al cuerpo y hace que los viajes no se hagan pesados. Tiene una longitud de 4,1 metros y el maletero firma un volumen de 389 litros, una cifra justa, pero con unas formas muy aprovechables. Además, tiene un fondo para guardar el cable de recarga y algunos objetos pequeños. Una vez en marcha, el Megane sorprende por su suavidad, su comodidad, pero sin abandonar el toque deportivo que puede tener casi cualquier Renault. El volante tiene formas rectangulares y el salpicadero está presidido por dos enormes pantallas que muestran toda la información posible. Su funcionamiento es eficaz, rápido y de fácil lectura, todo lo contrario que las pantallas que formaban parte de la gama reciente de la marca. Sin duda, es un gran paso adelante.
¿Qué se le puede pedir a este coche? Con su nivel de consumo y su capacidad de carga, podemos ir a cualquier sitio. No tiene límites en ese sentido. El Megane es un coche en el que se puede viajar sin demasiados «dramas». Con la batería cargada al cien por cien y haciendo una conducción tranquila en carretera, rodando a 120 o 130 km/h, el coche puede recorrer tranquilamente casi 300 kilómetros. Eso sí, llega al punto de recarga con apenas 40-50 de autonomía o reserva por si el cargador estuviera fuera de servicio u ocupado y tuviéramos que usar otro cargador a cierta distancia. En un punto de 50 kwh puede recargar 50 kilómetros a gran velocidad, en apenas 10-12 minutos, pero si necesitamos cargar de 10% al 100% empleará casi una hora. Nosotros lo probamos en diferentes cargadores, casi todos de 50, y el tiempo fue casi el mismo. El consumo que hace en carretera es de 17 kwh, una cifra muy buena que mejora en ciudad y, por tanto, alarga su uso mucho tiempo. A la hora de viajar el Megane cuenta con la ayuda de Google. Digamos algo así como que Renault pone el coche y Google la tecnología en cuanto a navegación y sintonía con el vehículo. A la hora de abordar un viaje y marcar el destino la aplicación te indica con qué nivel de batería llegarás al destino, pero también con el nivel con el que puede llegar. De primera reduce el nivel de ansiedad y conforme fuimos haciendo varios trayectos por autovía y carretera convencional sorprendió el nivel de precisión que tiene el sistema. Otros coches de la competencia, más caros, no ofrecen esta información con tanta perfección. No se trata de Google Maps que puedes aplicar desde el móvil con Android Auto o Apple Car, sino uno específico que incorpora el Megane.
Práctico
El coche alcanza una velocidad máxima de 160 km/h, acelera de 0 a 100 en 7,4 segundos y es tracción delantera. No tiene una aceleración tan seca y «brutal» como otros eléctricos, ni siquiera en el modo Sport, pero lo cierto es que resulta divertido y fácil de conducir. El motor rinde una potencia equivalente a 218 cv y en general tiene un comportamiento muy bueno, algo a lo que ayuda una suspensión tirando a dura y los grandes neumáticos anclados en llantas de 20 pulgadas. ¿Es un coche interesante? Sí. Cumple su función, como coche principal incluso, aunque el precio, que supera los 45.000 euros, sigue siendo elevado. Eso sí, cuando llevas con él muchos días, regresar a la conducción de un vehículo con motor de combustión se hace raro e incómodo. El eléctrico es pura suavidad, silencio y es algo que genera menos estrés que un turismo convencional. El cuadro de instrumentos es digital y puede tener a toda pantalla el navegador, algo que resulta muy práctico. Eso sí, sorprende en un coche repleto de detalles el escaso interés mostrado a la hora de diseñar el botón de arranque, que no puede ser más sencillo tirando a pobre.
Detalles de autonomía y tiempo de carga
La navegación es cosa de Google, que está integrado en el coche y con el funcionamiento del motor y las baterías. Al introducir un destino muestra mucha precisión para indicar el nivel de carga con el que llegaremos a destino (incluso con el de vuelta), siempre que no hagamos una conducción muy agresiva. Si no fuera posible, indica dónde parar a cargar. Alcanzar el 100% de carga requiere más de una hora en la mayoría de puntos.