Opinión
Las ciudades deben diseñarse para la gente, no para los coches
Alain Visser, CEO Lynk & Co
¿En qué momento nuestras ciudades pasaron de ser espacios en los que vivir y se convirtieron en inmensos aparcamientos de hormigón y asfalto?, ¿de quién es la culpa? Si vives en una, lo más probable es que tus vistas sean una hilera de vehículos estacionados. ¿Te imaginas que pudieran convertirse en entornos más peatonales, accesibles y verdes? Con los coches aparcados de media el 96% del tiempo, nuestras ciudades tienen mucho potencial sin utilizar. Un reciente estudio que hemos realizado con la ayuda de Ipsos refleja el deseo de los europeos, y en particular de los madrileños, de liberar el espacio urbano destinado a los coches para contar con más zonas verdes, sitios de ocio y culturales. En Madrid, 7 de cada 10 ciudadanos convertiría las plazas de aparcamiento en espacios verdes, un 40% querría aceras más anchas y más de un tercio de los encuestados, más bancos donde poder descansar. Y cuando les preguntamos por cómo veían la opción de compartir su coche con otros usuarios, su respuesta fue reveladora: un 40% de ellos compartiría su coche y el 28% ya lo hace. En este sentido, las empresas del sector automovilístico tenemos un papel decisivo.
Es cierto que los nuevos modelos son cada vez más modernos, seguros y ecológicos, pero en esencia el negocio lleva décadas siendo el mismo: vender coches. No se está teniendo en cuenta que los consumidores cada vez valoran más el uso y la experiencia frente a la propiedad. Reclaman una movilidad flexible, compartida y adaptada a la vida moderna. Esto es lo que perseguimos con nuestro modelo de suscripción flexible, que permite tener el Lynk & Co 01 cuando realmente se necesita y compartirlo con otras personas el tiempo que no se usa. Con ello promovemos un uso más eficiente de los vehículos, evitando que estén gran parte del tiempo parados ocupando espacio urbano. En esencia, hablamos de adoptar (y ofrecer) un concepto de movilidad más sostenible en el que el coche en sí mismo pasa a un segundo plano. Un nuevo planteamiento alejado de la concepción tradicional de que para tener coche es necesario comprar uno. Es la única forma de reorientar las ciudades hacia entornos más abiertos y sostenibles. ¿Entonces es todo culpa de la industria automovilística? Sería ingenuo afirmar tal cosa, pero si de verdad queremos ciudades diseñadas para la gente, tenemos que cambiar nuestra mentalidad hacia los vehículos y su uso. Es hora de reclamar nuestro espacio humano frente a los coches.