Patrimonio

Plataforma vecinal consigue 250.000 euros en 24 horas para salvar un edificio del siglo XVIII en Librilla (Murcia)

El edificio neoclásico está dentro de la Lista Roja de la asociación Hispania Nostra

30 vecinos de Librilla adquirieron Las Posadas del Duque para conservar este enclave patrimonial neoclásico
30 vecinos de Librilla adquirieron Las Posadas del Duque para conservar este enclave patrimonial neoclásicoHispania Nostra

Los vecinos de Librilla han hecho historia. Ante la inclusión de las Posadas del Duque en la Lista Roja de la asociación patrimonial Hispania Nostra, por su estado ruinoso, treinta vecinos del municipio se pusieron de acuerdo y formaron la Plataforma en Defensa de Las Posadas, y en menos de 24 horas consiguieron aportar 251.000 euros para comprar el edificio neoclásico. Cada uno de ellos adquirió una de las 50 participaciones de 7.500 euros, por lo que sellaron así su acuerdo y lograron conservar uno de los enclaves patrimoniales más importantes de la localidad.

En una subasta de la Agencia Tributaria, la Plataforma se hizo con la titularidad de Las Posadas, y partir de ahora tienen que solicitar una de las subvenciones del «Programa de mejora de la competitividad y de dinamización del patrimonio histórico con uso turístico», que otorga el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y que puede alcanzar un máximo de 3 millones de euros. Su objetivo es donar el edificio al Ayuntamiento para su rehabilitación y puesta a disposición de los vecinos.

Las Posadas del Duque, que eran la antigua Casa de Postas del municipio, se construyeron a instancias de José María Álvarez de Toledo y Gonzaga, duque de Alba y sucesor de la Casa de los Vélez, señor de Librilla. En 1779 hay una data de caducidad del último contrato de arrendamiento del viejo mesón y de la posterior escritura de arriendo en 1784. Se entiende que entre 1780 y 1783 tuvieron lugar las obras del edificio. No se conoce la fecha en la que dejó de utilizarse y al terminar la Guerra Civil, se plantea que sea reconvertida en una industria conservera, sin llegar a realizarse finalmente.

Tiene planta rectangular que constaba de dos zonas, una de alojamiento y recepción de viajeros y otra de dependencias auxiliares que se distribuían en torno a un patio, dedicadas a acoger a los animales de tiro y a los carruajes.

El material empleado es mampostería y ladrillo, las cubiertas son de una sola vertiente, orientadas al exterior en su fachada principal y al interior en las dependencias que dan al patio. Todo ello resulta en un estilo muy austero y sobrio.

La zona de alojamiento está dividida en dos pisos. El inferior estaba dedicado a las cocinas y comedor mientras que el superior era para las habitaciones. La fachada tiene once ejes que corresponden a las once habitaciones de la posada, estando las de mayor rango orientadas al exterior y el resto al patio interior.

De las tres puertas de la fachada principal, la central era la zona de entrada a los viajeros y las laterales daban paso a los carruajes. El resto de dependencias distribuidas en pabellones estaban dedicadas, en su nave occidental, a servir como cochera y el resto como caballerizas. Encima de las cuadras se situaban los graneros y las cámaras para el forraje.