Cuartel emocional

Docuseries

En casa me insisten en que haga más literatura, vaga y amena, y menos realismo político, pero soy humana y no puedo sustraerme a la actualidad diaria. Para eso decidí a los diecisiete ser periodista, ya que mi carrera musical se frustró, quizá por hartazgo, no sé. La música es muy sacrificada y exige muchas horas al día de entrenamiento, como los tenistas, por ejemplo. Carlitos Alcaraz está todo el rato raqueta en mano para ser un número uno, porque ser del montón no mola, y, además, en el fondo, a mí el teclado me pone y siempre digo que mi estudio y mi mesa de trabajo es el lugar que me lleva a otra galaxia: la de la creación y la del comentario y la crítica, si bien tengo justo enfrente una de mis viejas guitarras, a la que acabo de cambiar las cuerdas. ¿Será esto una señal? Conservo bien guardado el requinto donde comencé a rasguear de oído a los cinco años y también la que me compraron mis padres cuando tenía siete u ocho porque la anterior se me había quedado pequeña. Luego vino ya la que me construyó un luthier de la Carrera de San Jerónimo, dedicada a mis todavía infantiles manos en su etiqueta interior, donde me deseaba los mejores éxitos en mi trayectoria como concertista.

Pero, ¿esto qué es? ¡Parece como el guion de una docuserie sobre mi persona! Quizá esté contagiada del virus ambiental que padecemos con esos culebrones sobre gentes inanes, que no interesan para nada y de los que me entero por la prensa. Rociíto, Bárbara Rey, Sánchez…Y el público tragando con avidez la basura que se les suministra a granel. Así de bajo ha caído el país. Me consuela pensar que todavía quedamos algunos que le damos más importancia al sueño y al descanso o que priorizamos una peli a cualquier intoxicación visual que se nos ofrezca a través de la pantalla, que más valdría tapar con un mantón de manila, como los que antes se ponían sobre los pianos de cola, si bien mi santo es demasiado moderno y minimalista como para semejante veleidad. (En casa no quedan ya ni cortinas, ni alfombras, ni plata ni nada. Es un cuáquero de la decoración).

El serial sobre Sánchez va a marcar un hito en lo que a seriales se refiere. Se nota la influencia de los países bolivarianos a los que tanto venera –el pequeño e insignificante Albares está estos días dándose el pico con el canciller venezolano-, y el acaramelamiento y babosidad que se va a observar será difícilmente superable. Mi adorada Conchita Bermejo de Campmany me dirá que soy periodista y que, por ello, tengo que verlo, como hace años me dijo lo mismo del vejatorio vídeo de un conocido director de periódico, pero hay cosas para las que tengo demasiado escrúpulo y mi vergüenza ajena resulta casi enfermiza. Seguro que no podré, como no puedo tampoco dejar de aludir otras cuestiones que nos sonrojan a todos, como el nombramiento de Lola Delgado ascendiendo a la máxima categoría de la carrera sin el apoyo de la mayoría del Consejo Fiscal merced a las buenas mañas de su sucesor en la Fiscalía General del Estado Álvaro García, para mí de triste recordación como bien conté semanas atrás. Así la muchacha ha conseguido la plaza de fiscal jefe de Sala de la Fiscalía Togada del Tribunal Supremo. Si esto no es puro chanchullo que baje Dios y lo vea.

CODA. Galicia se une a Madrid, Andalucía y a Murcia, que se lo está pensando, en la decisión de suprimir el impuesto de patrimonio a los sufridos contribuyentes. Haciendo un poco de política/ficción, a mí no me extrañaría ni pizca que García Page hiciera lo mismo en Castilla-La Mancha. Tiempo al tiempo.